Comunicacion social
Un futuro de conflictos y choques culturales donde las líneas divisorias entre las distintas civilizaciones marcarán los frentes de batalla de los próximos siglos. En concreto, se trata de un total de ocho o nueve civilizaciones: la occidental, confuciana, japonesa, islámica, hindú, eslava, ortodoxa, latinoamericana y, posiblemente, la africana.
Esta es latesis que recoge el politólogo internacional Samuel P. Huntington, nacido en los Estados Unidos, en su obra “El choque de civilizaciones. Y la reconfiguración del orden mundial”, que apareció tras el artículo escrito por él mismo y publicado en 1993 en la prestigiosa revista Foreing Policy, de la que es fundador. Anteriormente, Huntington entró a formar parte en 1977 del Consejo de SeguridadNacional de la Casa Blanca y actualmente ejerce como profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard.
Si anteriormente los conflictos mundiales mantuvieron una raíz de orden ideológico y económico, Huntington defiende en su obra que el resurgimiento de viejas civilizaciones, arraigadas a una religión, y el rechazo a la cultura occidental y a sus “falsos” valores morales, desencadenaránlos próximos conflictos a escala internacional.
El filósofo y sociólogo francés Sami Naïr cree que la tesis de Huntington consiste únicamente en decir que hay que hacer todo para impedir la alianza de las dos culturas más peligrosas, las más homogéneas, el confucianismo y el islam, frente a Occidente. A largo plazo, el peligro es asiático; a corto plazo, es islámico. (1)
En “El choque decivilizaciones. Y la reconfiguración del orden mundial”, Huntington considera que a medida que la gente se vaya definiendo tanto por su etnia o religión, Occidente se encontrará más enfrentado con las civilizaciones que no sólo no comparten sus valores sino que rechazan ideales como la democracia, los derechos humanos, la libertad, la soberanía de la ley y la separación entre la Iglesia y el Estado.En palabras de quién fuese presidente de la Comisión Europea (1985-1994), el francés Jacques Delors, el fundamentalismo religioso y cultural sólo puede ganar terreno utilizando en su propio beneficio problemas actuales como el subdesarrollo, el desempleo, las desigualdades o la pobreza.
Efectivamente, este fundamentalismo sólo puede ir ganando terreno aprovechándose de la inferioridad y eldesconocimiento de los pueblos de cada civilización; pero quién ha sido el primero en utilizar dicha inferioridad, para aumentar su potencial económico y la dependencia de terceros países, que ahora son vistos como un problema, del que nadie pretende hacerse cargo, o como un riesgo para la civilización predominante, han sido las grandes potencias occidentales.
Como afirma Naïr, plantear elproblema de la convivencia entre civilizaciones en términos vitalistas, confesionalistas, culturalistas, ocultando la dimensión social, económica, política de los intereses en juego, siempre conduce a posiciones extremistas, innegociables, sobre todo si no existe un marco democrático para controlar los debates en este sentido. Naïr dice que el actual sistema mundial no es democrático y no puedecontrolar la dinámica de los discursos extremistas y prueba de ello es que cuando la ONU intentó bloquear la invasión de Irak por Estados Unidos, ningún mecanismo democrático pudo actuar en contra del fundamentalismo americano.
En este sentido, Näir cree que la corriente que mejor representa el cumplimiento perfecto de la civilización universal, cuyo sistema se apoya en la primacía del individualismo,el liberalismo, los derechos del hombre y el mercado libre es el protestantismo disidente norteamericana, que mantiene la necesidad absoluta de imponer la cultura occidental, tal y como está definida por Estados Unidos, al resto del mundo.
Por otra parte, Huntington añade en su libro ¿Quiénes somos? (Paidós) que al Islam y al Confucianismo hay que añadir un tercer enemigo, más peligroso para...
Regístrate para leer el documento completo.