comunicacion
Sea para bien o para mal, hoy día no podemos vivir sin televisión, Internet, TV Cable, radio, prensa y cine. Pero es de gran importancia limitar las noticias negativas. Como dije anteriormente los medios de comunicación influyen mucho en lasociedad, por lo que las noticias positivas moldearían a nuestro país de una forma distinta. Se deben eliminar los programas sensacionalistas y traer programas educativos. Debemos promover la educación, la paz y la sana convivencia para mejorar el país. Todo queda en nuestras manos como comunicadores.
;AJMjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj-jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj-
jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj-
jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj-
jjjjjjjdi8WHDF89HY9HPNEl lector puede que conozca hace tiempo a mi compadre Pepe, a quien conté la fiesta del Utuao en el año cuarenta y cuatro; y por si no le tiene presente, o nunca oyó hablar de él, sepa que es uno de los cubanos másjuiciosos que en mi vida estudiantil he tratado: serio, reflexivo y sentencioso algunas veces, decidor y muy chistoso otras. Oportuno siempre, y molesto nunca; cautiva con la amenidad de su trato, y se hace desear hasta en sus ratos de mal humor, que tampoco le faltan, y no es entonces cuando está menos célebre.
La casualidad nos reunió poco después de mi llegada a Europa, una emigración a la isla deMallorca estrechó nuestras relaciones, y la conformidad en ideas y gustos, con la igualdad de vida y estudios, las han mantenido siempre sin que nada haya bastado a relajarlas.
Paseábamos en una tarde de junio por la muralla de Mar, hermoso paseo de Barcelona, disfrutando del rico y variado conjunto de trajes, y de la infinita diversidad de físonomías que pasaban sin cesar a nuestra vista; miamigo hacía las más graciosas aplicaciones del sistema de Gail, a que es algo aficionado, mezclándolas con ocurrencias menos científicas, pero quizá más exactas, sobre ciertas caritas, de las que decía que eran como la manzana de la fábula.
Ocupados en esto, no vimos, hasta que llegó a saludarnos, a un jovencito, de quien el Saint-Rémy de Sue pudiera tomar lecciones: su vestido era rico en sucalidad, elegante en el corte, y llevado con un garbo muy difícil de pintar; este joven hacía apenas un año que había llegado de las Antillas, y ya conocía y saludaba a muchas de las señoras que encontrábamos; referia una anécdota escandalosa de cada una, y en no pocas era él el protagonista; nos encajó una relación corregida y aumentada de sus conquistas amorosas, y destruyó a su modo algunasreputaciones sin mancha.
Compadeciame yo de tanta necedad, y miraba de reojo el amigo Pepe, que se le hinchaban los carrillos, y tragaba por no soltarlas enormes bocanadas de risa. Quise sacarle del apuro, y dirigiéndome a nuestro compatricio, le dije:
–Muy dichoso es usted, paisano, hay criollito que lleva ya media docena de años de estar en este viejo mundo, y no puede contar una centésima...
Regístrate para leer el documento completo.