ComunicAndo Ando

EL GUERRERO DEL SEMAFORO.

En el desgastado semáforo de la calle San Juan con la carrera noventa, se distingue un hombre delgado con balde y limpiabrisas a la mano que corre en su labor de limpia vidrios para ganarse un par de monedas, o una o quizás ninguna. Todo depende del genio, la solidaridad, el agradecimiento o lastima que el conductor parado por la luz roja manifieste con el.
JonathanAcevedo 23 años, profesional en rebusque, no cede ante la incomodidad de sus zapatos rotos que dejan asomar levemente sus pulgares, las fuertes temperaturas que ahogan el aliento o los insensibles conductores que lanzan miradas discriminadoras en vez de monedas. Aunque el desempleo en el presente año cayó a 1,1 por ciento en comparación con el año pasado, este joven sigue perteneciendo al grupo delos guerreros informales que todavía no tienen la suerte de conseguir un empleo formal y que les toca bandearse día a día para conseguir el sustento. Lo único que llena su mente y le da fuerza para resistir las nueve horas que trabaja diariamente son las dos libras de arroz, el pedazo, los ocho huevos y el paquete de arepas que debe llevar diariamente a casa para que su mujer e hijos puedandormir con el estomago lleno.
Son las 8:00 PM. Hace un frio paralizador en la ciudad de Medellín. Jonathan con su rostro alegre pero desgastado por la ardua jornada recoge la coca, la herramienta y la bolsa con las monedas listo para emprender a pie el rumbo hacia su casa. Mientras camina a paso largo y seguido, cuenta las monedas que suenan dentro de la bolsa plástica para distraer la mente y hacerel trayecto que dura entre treinta y cuarenta minutos lo mas corto posible. La gran mayoría son de cien y doscientos pesos, pero también hay uno que otra de quinientos que no son muy frecuentes en el oficio asegura el joven. Esquivando charcos y carros con gran precisión, va restando las cuarenta cuadras que separan el área de trabajo de su casa. Faltando solo 5 cuadras para coronar las monedasdejan de sonar y Jonathan deja escapar una sonrisa de satisfacción–yo soy parado por que hoy también voy a acostar a mis hijos con el estomago lleno - dice en un tono de voz alto y lanzando una mirada retadora al oscuro cielo. Dos cuadras antes de llegar a casa para en la tienda de Doña Nancy, señora de unos 50 años de edad de rostro arrugado, y compra dos libras de arroz, un pedazo de panela y ochohuevos como lo pensó durante todo el día, pero además de eso pide tres bombombunes para las tres razones de su vida según el.
Son las 9:50PM –Llegue- grita Jonathan frente a su casa de color blanco, ventanas de madera y tejas negras. Inmediatamente sale corriendo con un rostro de felicidad su hijo Estiven, niño de cabello rizado y grandes dientes, que se abalanza sobre su padre como si fuerala primera vez que lo viera en la vida y le arrebata los tres bombombunes con rapidez para luego salir corriendo hacia el patio donde juega a diario -Este si sabe como es la movida- dice Jonathan riendo. La casa cuenta con dos habitaciones de disminuido espacio sin puertas, cocina, baño y un pequeño patio lleno de ropa extendida y un lavadero de piedra.
Su esposa Lina-21 años esbelto rostro ycuerpo delgado- lo recibe con un caluroso abrazo -vos sos un guerrero papi-le dice dando un suspiro de tranquilidad cuando ve que trae la comida en sus manos, pues en la humilde cocina solo quedaban un par de papas y un pequeño trozo de panela con unos cuantos mordiscos del pequeño Estiven. Leidy su pequeña hija de dos años de edad, lanza un par de muecas apenas percibe a su padre y deja a un lado elosito de peluche de color café que tiene en sus manitos para gatear hasta sus brazos y darle un amoroso saludo –esta es mi energía, no hay amor mas sincero y puro que el de mi bebe- dice Jonathan con un gesto de gran felicidad. A las 10:30PM y con el estomago lleno, todos se van a dormir.
Son las 9:00 am del día siguiente, mañana fría igual que la anterior. Jonathan se levanta de la cama con...