Con el golpe Chile cayó
Si bien en aquellos tiempos no vivía para contarlo, hoy, estoy más vivo que nunca, hoy puedo decir con absoluta certeza que viví la dictadura…El fiel testimonio y relato cercano de los que me dieron vida y me criaron así lo quiso. Porque la dictadura no acabó en 1990, así sin más.
Vi aquel dolor en los ojos de mi abuelo, aquél miedo enlos ojos de mis padres y tíos. Veo, con absoluta claridad aquellas cadenas atadas a Chile y que a 24 años desde que fueron puestas aún siguen ahí, lejos de deteriorarse y oxidarse, porque llegó laDemocracia y con ella, sólo cambió el candado.
Ya han pasado 41 años de aquella dictadura, aquel asesinato de nuestra patria que fue más allá de una cuestión política: fuimos víctimas del asesinato de unproceso cultural a manos de no uno, sino 4 dictadores: Pinochet, Toribio, Leigh y Mendoza.
¿Qué sería de este Chile si la violencia y el odio no se hubiesen impuesto a punta de metralla y bombazoaquel 11 de septiembre?
Nadie sabe… pero lo que sí sabemos es que no podemos permitir que aquellos que durante 17 años sometieron nuestra patria a sus intereses, hoy, continúen promoviendo yreproduciendo -mediante caras amistosas- intereses ajenos a nuestro pueblo, ajenos a nosotros, los jóvenes y trabajadores del país.
A 41 años de aquel zarpazo mortal no mucho ha cambiado, al mismo abuelo que vicon los ojos lleno de dolor y amargura lo vi haciendo malabares para vivir una vida digna, con una pensión miserable producto de un macabro sistema llamado AFP, adivine usted… impuesto en dictadura.A mis padres, por su parte, les vi coartada sus intenciones de estudiar producto de un sistema educativo excluyente, que privilegia por sobre todo lo demás al mercado y al capital.
Afortunadamente yproducto del sacrificio de ellos, hoy soy estudiante de una universidad que vivió también en carne propia la dictadura: la UTE (hoy, autoritariamente denominada USACH). Y si alguna vez creí que...
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