Cuando Papo estacionó el carro, estaba contento. El sol vespertino brillaba pero no quemaba, ya acercándose la hora de ponchar y dar paso al turno de la luna. Se cambió de ropa en el carro. Se quitóla corbata y camisa y se puso una camiseta. Cambió su pantalón por sus cortos y se puso sus medias al tobillo y tenis. Cuando terminó observó por su ventana al multipisos y se preguntó si una curiosaempleada se había dado el show mirándolo por el cristal de la oficina mientras se cambiaba. Pero, se sintió afortunado…pudo haber sido un gracioso el que lo filmara y posterara el clip por youtube.Su meta: correr. Se tiró en dirección a la lancha para regresar por sus pasos y pasar nuevamente frente a su carro para seguir camino hacia su destino. Con el viento anfavor emprendió el camino.. Susprimeros trancos lo llevaron a ver al otro lado de la bahía. Sólo pensó en el ritual de los pasados días en los que miles de compueblanos se apretujaron en las calles compartiendo, disfrutando,bebiendo. Este año Papo pasó…no fue y la pegó. Lo que leyó no le gustó, aunque extrañó al corillo salsero y sus orquestas favoritas. Llegó a las lanchas y viró. Su paso fijo lo paseó frente a la alcaldía yle vino a la mente el discurso que le hizo el primer ejecutivo días atrás a su pueblo. Un copy-paste de perennes promesas que el pueblo sabe no cumplirá. Son como el perro que mira un avión deJetblue en el cielo: podrá ver la nave, pero nunca ocupará un asiento en primera clase. Pues, podrán esperar en las promesas de cualquier político…pero nunca se satisfarán sus necesidades. Pero, es elejercicio democrático.
Llegó Papo al tablado elevado que pasa sobre la marina. Ya en la recta final, el salitre lo refrescaba mientras por sus audífonos sonaba la Sonora Ponceña. La tarareó mientrasrebasaba una pareja que lo miró asustado, pero que después sonrió. Nunca sabrá Papo si lo hicieron por cortesía, o como su opinión sobre como cantaba el corredor.
Al empezar su regreso al parking...
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