Con Medio Peso
Alvaro Adib Barreiro
La historia
El sol de los últimos días de noviembre caía vertical y furioso sobre las calles de tierra
reseca. Los pasos de los tres sonaban acompasados sobre las piedras sueltas. Caminábamos
con rumbo dudoso hacia el recuerdo de una casa que solo habíamos visitado una vez, hacía
varios meses y de noche. En esa parte, el pueblocobra un aspecto laberíntico, con
diagonales confusas y casas sumamente parecidas entre sí.
Con todo, conseguimos dar con la casa que queríamos. A decir verdad, a la luz del día, la
casa en cuestión se distinguía bastante de las demás por su precariedad. El humilde cubo
de bloques sin revocar, de no más de tres metros de lado, se levantaba opaco en el medio
de un terreno poblado de chatarra, leña,restos de fogones sucesivos y mugre inclasificable.
Unas chapas oxidadas asomaban por el borde superior del cubo, anunciando con seguridad
que no resistía la lluvia. Un alambrado tortuoso marcaba la frontera entre el terreno y la
vereda. Entre ese límite y la casa se levantaba una anacahuita solitaria que fue nuestra
inmediata protección luego de traspasar la portera caída. Desde allí golpeé confuerza las
manos esperando que alguien apareciera. Un segundo batir de palmas insistió ante la falta
de respuesta. A los pocos segundos apareció la cara conocida de la dueña de casa.
Helena es una mujer joven que no lo aparenta. Podemos afirmar su juventud por
información adicional a la que ofrece su imagen. Su sobrepeso acompañado por la ausencia
de su dentadura y su pelo corto sin peinar, hacepensar que pasa los 50 años con facilidad
cuando en realidad cuenta apenas 30. Helena nos saluda con alegría, hemos construido algo
así como una amistad provisional, desde que llegamos al Pueblo tres años antes. Desde ese
día ella siempre se mostró interesada por nuestro trabajo y acompañó a sus dos hijas a
todas las actividades que propusimos en ese tiempo.
Llegué a ese pueblo encabezando unequipo de estudiantes de la Universidad que se
proponía colaborar con la escuela local en la implementación del Plan Ceibal. Parte de ese
equipo se mantuvo durante los tres años y quienes me acompañaban ahora eran dos
integrantes del equipo original.
Luego del intercambio de saludos, Helena continuó la conversación hablando de sus
complicaciones de salud. Sus piernas hinchadas daban testimonio de losrelatos de sus
problemas de circulación. La charla se interrumpió con la aparición de Gustavo, que salió
de la casa sin puerta cubriéndose los ojos por la intensidad del sol que pegaba en la
fachada. Gustavo es sumamente delgado, el tipo de flacura que deja adivinar problemas
alimenticios. Sus cachetes hundidos se acentúan por un pelo crecido en exceso y con forma
de bloque alborotado que alarga sucabeza por lo menos en 15 centímetros. Cumple con
saludarnos amablemente y disculparse por tener que salir para hacer mandados. Entonces
sube al ciclomotor que no se condice con el resto del paisaje, y sale por el repecho de
tierra. Cuando se pierde en el final de la subida, las miradas vuelven a la sombra de la
anacahuita y se encuentran con las dos hijas del matrimonio que nos miran contimidez. Los
tres visitantes las avasallamos con besos y las niñas permanecen calladas. En ese momento
Helena comenta “ahora que tenemos computadora podemos hacernos amigos en
Facebook”.
Uno de los objetivos del proyecto para el que trabajábamos en aquel pueblo, era propiciar
el uso de las computadoras del Plan Ceibal por parte de toda la familia. Que esas máquinas,
entregadas originalmente a losniños, fueran incorporadas como una herramienta de acceso
a la Sociedad de la Información por parte de toda la familia. Había dos de esas
computadoras en esa casa desde hacía dos años y una desde hacía tres. Sin embargo Helena
no hablaba de las XO.
Orgullosa por la flamante adquisición la mujer nos invitó a pasar a verla. La precariedad de
la casa era mucho más evidente en el interior. El espacio...
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