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Desde hace un tiempo me pregunto con genuina intriga si los peruanos estamos más cerca de la jerarquía o de la horizontalidad, del estamento o de la democracia. La intrigaproviene de los cambios acelerados que sufre la sociedad peruana recientemente. ¿Cómo negar que esta es cada vez más próspera y que barrios enteros que hasta hace poco parecían condenados a la pobreza perenne hoy se convierten en espacios donde se erigen cafés y multicines, gimnasios y centros comerciales, dando lugar así, por primera vez, a una vida urbana en el país? Y se expanden servicios queantes estaban reservados a ciertos sectores: clínicas exclusivas estrenan locales en el interior del país y se alzan academias de inglés —como el enorme y moderno local del Británico en San Juan de Lurigancho—, gracias a las cuales miles de personas accederán a un idioma que hasta hace muy poco era privilegio exclusivo de una minoría.
Sin embargo, tampoco podemos negar que esta ampliación deservicios y mejora en la calidad de vida de los estratos bajos y medios de las ciudades también vienen acompañadas del recrudecimiento de comportamientos que uno desearía enterrados. Hace muy poco, en el edificio de un amigo, los propietarios sometieron a votación si las trabajadoras domésticas tenían derecho a usar el ascensor, ya que algunos propietarios preferían reservarles únicamente lasescaleras; en cada nueva camioneta cuatro por cuatro que atora el tráfico limeño veo en el asiento trasero una “nana” bien vestidita de azul; hay una vuelta desagradable de páginas y páginas de “sociales” con sus fiestas caucásicas; y cuando ves los planos de un departamento limeño, aparece un cuadradito llamado “depósito”, que es donde habrá de vivir una empleada doméstica (es ilegal que cualquier cosade ese tamaño sea llamado “habitación”), pero el vendedor hace mutis sobre el “depósito” y el comprador tampoco pregunta, y así vamos por la vida haciéndonos los cojudos con prácticas que bien podrían aparecer en el sur estadounidense de Faulkner.
Así que no sé. ¿Estamos más cerca del carioca o del porteño que observó O’Donnell? Me gustaría explorar la cuestión con tres libros recientes (dos del2010 y uno del 2007), dirigidos al público en general y que suelen ser utilizados en los debates públicos en el país. Por cuestiones de espacio, no puedo hacer un comentario minucioso de cada uno y privilegiaré sus argumentos centrales sin entrar a los matices de estos tres interesantes libros.
El primero es Al medio hay sitio del especialista en márketing Rolando Arellano (Arellano Marketing yPlaneta, 2010). Su libro es un optimista recuento del desarrollo del mercado en el Perú urbano contemporáneo. Según su diagnóstico, la sociedad peruana se ha igualado radicalmente en los últimos años, ya que ni los ricos son ya tan ricos ni los pobres, tan pobres. De ahí su insistencia en que ya no contamos con una “pirámide” social sino con un “rombo” social pues la clase media se ha ensanchado.Ante semejante transformación igualitaria de la sociedad peruana, es un error, asegura Arellano, analizarla y diferenciarla a partir de los clásicos niveles socioeconómicos (los populares A, B, C, D, E) y lo que correspondería ahora es, más bien, hacerlo por los hábitos que poseen los individuos: sus “estilos de vida”. La distancia social en el Perú ya no está signada por los bolsillos, sino por...
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