Conaculta

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Uno de los rumores más prolongados de la administración pública mexicana se hizo realidad: la renuncia de Sergio Vela. Hace un año los gastos realizados por el entonces titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes tomaron las primeras planas en varios diarios: 571 mil pesos en nueve viajes. Siguió el gasto en un álbum personal que costó 130mil dólares. Entonces se habló de una campaña en su contra, y quien fuera compañero en la Escuela Libre de Derecho del presidente Felipe Calderón resistió. Posteriormente siguieron los cuestionamientos por el subejercicio del presupuesto destinado al Conaculta: los legisladores denunciaron que en 2007 ascendió a más de 40 millones de pesos. Así, el ex funcionario aprendió a vivir con el sambenitode la renuncia. Todavía a finales del año pasado, la espada de Damocles volvió a pender sobre su cabeza y a principios de este año, mientras presentó el Programa de Trabajo para 2009, negó rotundamente su salida. Durante aquel encuentro con la prensa habló de planes para la remodelación del Palacio de
Bellas Artes y siete teatros más ubicados en varios estados del país, además anunció lainauguración de centros culturales y librerías del sistema Educal, así como la creación de coros y nuevos Núcleos Comunitarios de Aprendizaje Musical. Aun así le llegó la hora y el presagio se hizo realidad: Vela abandonó la institución.
En su lugar llegó quien hasta hace unos días era la titular del Fondo de Cultura Económica: Consuelo Sáizar. La preceden buenos comentarios de artistas e intelectuales;en términos de gestión de recursos puede presumir que elevó la producción de la editorial estatal de un millón 234 mil 86 ejemplares a 4 millones 56 mil 579 ejemplares, y de haber construido varias librerías y centros culturales tanto en México como en el extranjero.
En los apenas recién cumplidos 20 años del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ésta es la segunda ocasión en que cambia detimonel a mitad de un sexenio; la primera fue durante el mandato de Carlos Salinas de Gortari, cuando Víctor Flores Olea salió de la oficina para abrir paso a Rafael Tovar y de Teresa.
Las buenas cartas que preceden a Consuelo Sáizar auguran, para algunos, tiempos mejores, sin embargo habría que preguntarse si ponderar como política cultural la creación de infraestructura sobre el consumo de loque se produce, como se ha hecho hasta ahora, sigue siendo el camino correcto o, mejor aún, si el Conaculta a lo largo de su historia ha cumplido con el objetivo con que fue creado.
¿Cómo llegamos aquí? Los primeros ejercicios para crear un despacho estatal dedicado a atender a quienes hacen cultura se dieron en 1939 con la fundación del Instituto Nacional de Antropología e Historia en 1939 y delInstituto Nacional de Bellas Artes en 1946; ambos surgieron como organismos descentralizados de la Secretaría de Educación Pública. Un intento por crear una dependencia encargada de diseñar una política cultural orgánica tuvo lugar durante el sexenio de Luis Echeverría, cuando se anunció que se enviaría al Congreso de la Unión una iniciativa de ley para crear el Consejo Nacional de las Artes comoorganismo descentralizado, con presupuesto suficiente para fomentar la creatividad y la difusión artística. En principio la idea fue bien recibida, aunque con matices, por intelectuales como Juan Bañuelos, José Revueltas y Juan de la Cabada. Sin embargo, el proyecto tenía una falla de origen: el encargado de redactar el anteproyecto fue Pedro Ojeda Paullada, entonces procurador de Justicia. Comoera de esperar, la propuesta no prosperó, incluso algunos intelectuales advirtieron el peligro de un sobrejercicio burocrático en la creación de un organismo de este tipo. El tiempo les daría la razón.
José López Portillo retomó el proyecto y creó el Fondo Nacional para Actividades Sociales, a capricho de su esposa Carmen Romano. El organismo fundó el Centro Cultural Ollin Yoliztli, la...