concideraciones para el matrimonio

CONSIDERACIONES SOBRE EL MATRIMONIO


Francois Rabelais


Se había preparado un festín con este motivo, al que asistieron todos los amigos de Panurgo.

Una vez servido el primer plato, éste, con una profunda reverencia, exclamó:
–Señores, la cosa puede exponerse en cuatro palabras. Deseo saber si debo casarme o no. Si vosotros no disipáis mis dudas, las consideraré tan insolubles comola Insolubilia de Alliaco. Cada uno de vosotros ha sido elegido a causa de su estado.

El padre Hipotadeo, a invitación de Panurgo, en medio de un gran respeto, respondió con enorme modestia:
–Nos pedís consejo, amigo; pues antes es preciso que vos mismo os aconsejéis. Decidme, ¿sentís en el cuerpo el aguijón de la carne?
–Con vuestra venia, reverendo –aseguró Panurgo– lo siento y con muchafuerza.
–No es preciso que os excuséis –advirtió el otro–. Pero, amigo mío, en esa angustia, ¿no os ofrece Dios especial continencia?
–Entonces –asintió el sacerdote– casaos, amigo mío, pues más vale casarse que abrasarse en el pecado de la concupiscencia.
–Habéis hablado bien y galanamente, padre –afirmó Panurgo– sin dar rodeos en torno al botijo. Os doy las gracias, reverendo. Sin duda alguna,me casaré muy pronto. Os invito a mi boda. Os aseguro, y pongo por testigo a la pechuga de una gallina, que nos divertiremos. Vamos a comer ganso y vaca e incluso os pediré que seáis vos quien inicie las primeras danzas –hizo una pausa y agregó–: Queda un pequeño escrúpulo, sin duda pequeño, que deseo aclarar. Decidme, ¿llegaré a ser cornudo?
– ¡Vaya! –Respondió Hipotadeo– Eso depende de lavoluntad divina.
– ¡Pues que la voluntad divina nos ayude! –Comentó Panurgo–. ¿Dónde pretendéis enviarme, buena gente? ¿A las condicionales, que, en dialéctica reciben toda clase de posibilidades e imposibilidades? Si fuera por falta de ganas, mi mulo italiano tendría alas. Si a Dios le place, seré cornudo y lo seré si a Dios no le agrada. Si a esa cuestión se le pudiese poner un remedio claro, no ibaa desesperar totalmente. Sin embargo, no es justo que me remitáis a Dios en esas cuestiones.

Quedó silencioso, mientras todos hablaban en voz baja y luego agregó:
–Señor reverendo, creo que es preferible que no asistáis a mi boda. El griterío y las aglomeraciones no os sentarán bien. Amáis el reposo, la tranquilidad y la soledad. Considero que no vais a venir. Por otra parte, bailáis muy mal eibais a quedar en ridículo en el primer baile. Sin embargo, enviaré a vuestro cuarto algún asado y un vestido de gala. Y podréis beber a mi salud.

Hipotadeo respondió:
–Os pido que toméis mis palabras en buen sentido. Al deciros que las cosas sucederán como Dios decida, ¿os hago algún mal? ¿Me he equivocado en mi apreciación? ¿He cometido pecado de escándalo o de blasfemia? ¿No significa esoque le considero como único suministrador de nuestros bienes? ¿No queda bien claro que todos dependemos de su voluntad? ¿Iban a existir el poder y el valor de no estar imbuidos de su gracia? ¿Acaso no colocan mis palabras la oportuna excepción canónica a todas nuestras empresas en el supuesto de que no las favorezca su voluntad ni en la tierra ni en el cielo?
Yo os aseguro, amigo mío, que seréiscabrón si Él no quiere. Para conocer su voluntad, no es preciso desesperar ni entrar en una cámara secreta, igual que si se tratase de cosa oculta.
Y no es así porque nos ha sido anunciado, revelado y descrito muy claramente en la Biblia.
Allí os explicarán que nunca seréis cornudo si, cuando elijáis esposa, vais a buscarla entre personas de bien, instruida en la honestidad y en la virtud,habituada al trato de personas de buenas costumbres, temerosa de Dios, ansiosa por complacerle con la observanza de sus santos mandamientos, temerosa de ofenderle con la transgresión de la divina ley, la cual impide muy seriamente el adulterio, y ordena que la esposa se adhiera estrictamente al marido, le sirve, le cuide y le ame más que a nadie después de Dios. Y si, animada por esa doctrina, vos la...