CONCLUSIONES OBRAJES
Los últimos años del siglo XVII y los primeros años del siglo XVIII marcaron la consolidación y el triunfo del sistema colonial. Entonces, se produjoun total acomodo al interior de las haciendas, estancias, trapiches y obrajes. La elite económica recapturó el poder político de los cabildos, corregimientos y otras instancias y buscaron, como losencomenderos en el pasado, la unión de sus familias a través de matrimonios de conveniencia y engalanar la ciudad, desde donde dirigían sus empresas a través de sus mayordomos.
Los niveles deproducción, a excepción de los mineros, crecieron sobre la base de una creciente tecnificación, estabilidad y especialización de mano de obra. Los circuitos económicos regionales e intrarregionales seorganizaron en torno a los núcleos mineros o ciudades-eje regionales, en donde los encuentros de los diferentes sectores también acusaron desencuentros en sus ritmos.
Paralelamente, este perfil de augeobrajero se ajustó a una coyuntura adversa en Europa. Romano nos habla para la misma época de una crisis secular. En especial, la crisis se reflejó en España por su inoperancia como imperio, cuando suEstado se mostró débil e incapaz de aplicar los principios inspirados por su rigidez, por su afán legislador, en extremo burocratizado que buscaba decidir todo y lo contrario de todo.
En el Perú, loscentenarios obrajes fundados en el siglo XVI y otros erigidos recientemente por órdenes religiosas y por particulares vivieron en monopolio un período de auge que duró un siglo, entre 1660-1760; enmomentos en que la presencia de los chorrillos era mínima porque el reparto de mercaderías no se había legalizado, ni había entrado en vigencia ninguna de las medidas establecidas por los Borbones. En elPerú, desde mediados del siglo XVI, se produjo en los obrajes una acumulación‑reproducción importante en: bienes de capital, mano de obra, insumos, transporte y, paralelamente, se ensanchó la...
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