Conflictos Indigenas
La quechua Delfina Laura y la aymara Flavia Amaru, en Calamarca Crédito:Franz Chávez/IPS
Ese es el resultado de una investigación sobre la vida de las mujeres del Altiplano boliviano que retrata una realidad poco conocida, como que tienen que probar que saben compaginar la administración del hogar, la educación de los hijos, la elaboración de artesanías y el trabajo junto al hombre en la agricultura, entre otras tareas.
"Se valora mucho el carácter laborioso de lasmujeres en las comunidades. Es considerada floja (perezosa) la que sólo permanece en casa cuidando la 'wawa' (el niño) y cocinando", dijo a IPS la lingüista Filomena Nina Huarcacho, que dirigió el estudio "Detrás del cristal con que se mira: Mujeres del Altiplano, órdenes normativos e interlegalidad".
El estudio, promovido por la no gubernamental Coordinadora de la Mujer, recogió testimonios enseis comunidades originarias y evidenció que el pasaje de adolescente a mujer exige también que la joven conozca de pastoreo, tejido manual, uso de hierbas medicinales y práctica de ritos y ceremonias.
La población que habla aymara en Bolivia representa 1,7 millones de los 10 millones de habitantes del país y se concentra en la región del Altiplano que se extiende en el oeste del territorio, entrelas cumbres más altas de la Cordillera de los Andes.
La cultura aymara es la segunda en importancia en este país sudamericano, después de la quechua que se expande desde las zonas montañosas hasta los valles centrales y que aglutina a 2,5 millones de personas, según el censo de 2001.
"La jerarquía masculino-femenina es producto de la superioridad del varón en términos de fuerza física. Pero laotra cara de esta interpretación es que la fuerza bruta es asociada con el trabajo masculino, mientras que la capacidad laboral de las mujeres se basa en la fuerza más sutil del conocimiento, la memoria y la destreza", anotó la lingüista aymara.
Una revolución con rostro de mujer
Las mujeres de Bolivia fueron protagonistas de la lucha por los cambios sociales y políticos plasmados en la nuevaConstitución. Aplicar esos avances es otra historia. Las organizaciones de mujeres campesinas e indígenas querían la mitad de los lugares en las listas para los comicios de diciembre de 2009. Pero las cúpulas partidarias siguen siendo reductos masculinos.
Delfina Laura, una mujer de 82 años que nació en una familia quechua pero que desde hace 34 años vive dentro de la cultura aymara, contó aIPS en Calamarca, este pueblo altiplánico a 60 kilómetros al sur de La Paz y a 4.000 metros de altura, lo mucho que evolucionó la mujer aymara en los últimos años.
"Ahora las mujeres son bien despiertas, antes eran zonzas", comentó, para describir a las aymaras actuales como hábiles comerciantes de papa, "chuño" (papa deshidratada), vacas y ovejas.
"A diferencia de los hombres, que terminangastando el dinero en alcohol, las aymaras lo cuidan y administran para comprar alimentos y multiplicar los ingresos", dijo Laura en la tienda de gaseosas, galletas y caramelos que tiene en la plaza del pueblo, después de extender un cuero de oveja con lana mullida como asiento para su huésped.
"Hoy las mujeres pueden estudiar y terminar el bachillerato y eso les da fuerza", dijo, para añadir, en elúnico momento que perdió la sonrisa, que ella no aprendió a leer y escribir porque sus padres la abandonaron a los cuatro años al cuidado de una abuela.
Laura perdió a su esposo y dos hijos hace 60 años y recurrió entonces a su vocación de comerciante para sobrevivir en forma independiente, recorriendo largo tiempo las ferias campesinas, donde aún predomina el intercambio de productos, hasta...
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