Conflictos Mundiales Actuales
Hablar de la salud mental en el nuevo milenio, nos lleva necesariamente a examinar la situación de la salud mental hoy; nos obliga a referirnos a los múltiples factores, biológicos, sociales, ambientales, psicológicos, que la determinan; nos obliga también a preguntarnos por nuestra sociedad, por su trabazón social, por su conciencia cívica, por las formas de asumir las relacionessociales que tienen nuestros gobiernos y los políticos que elegimos.
En la salud mental debemos entender el cuidado social; y a su vez preguntarnos sobre los modelos de atención, sobre la eficacia de nuestro trabajo y de nuestros programas y técnicas, sobre la respuesta que los profesionales de las diferentes disciplinas de la salud mental estamos dando al malestar psicológico de las poblaciones,sobre su eficacia y equidad y universalidad.
Estamos hablando de 400 millones de personas en el mundo aquejados de trastornos de ansiedad, de los 300 millones que sufren trastornos depresivos, de 45 millones que padecen esquizofrenia; de los cientos de millones de personas atrapados en el alcoholismo -se calcula que las enfermedades relacionadas con el alcohol afectan del 5 % al 10% de lapoblación mundial- o por las otras adicciones, que implican una fuente principal de morbilidad y uno de los mayores negocios criminales del mundo; o estamos hablando de la importancia mundial del suicidio (que representa el 1,5% del conjunto de la mortalidad mundial).
La calidad del medio social en que se desenvuelve la persona está íntimamente ligada al riesgo de que ésta llegue a padecer una enfermedadmental y a la probabilidad de que la enfermedad se vuelva crónica. La esquizofrenia no es una "enfermedad social" y, sin embargo, los factores sociales y culturales influyen poderosamente en su evolución y en las probabilidades de recuperación. Las pérdidas significativas, los traumas sufridos en la niñez y aquellos vividos por personas relativamente indefensas, juegan un papel predominante en eldesencadenamiento de psicopatología.
Las condiciones de desigualdad económica y ausencia de prestaciones sociales, generan círculos de pobreza y desesperación relacionados con la enfermedad que hipoteca el futuro de las poblaciones afectadas.
Ni la farmacopsiquiatría ni el mercado como política de gobierno son una respuesta para el desarrollo de la salud mental. Hoy, cuando acabamos de celebrarel 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la salud se impone, como un derecho inexcusable para los gobiernos. Y la sociedad de mercado funciona sin referencias éticas: no le cabe el individuo en tanto sujeto moral. Hay que separar el beneficio empresarial y hasta individual de la excelencia sanitaria, pues como plantea Platón en la República: "Cada arte aporta unbeneficio particular: el del médico, la salud, el del mercenario, el salario. Si el médico gana dinero al curar, no se beneficia con el arte médico sino con el arte del mercenario que añade al suyo"
El poder político y los poderes públicos han actuado siempre en esto del enfermar psíquico, de la atención a la salud mental, oscilando entre el cuidado como forma de legitimación social y el miedo(electoral, en las democracias) a la supuesta alarma social (internamientos, hospitalismo) o con la simple tacañería presupuestaria ante la atención a la cronicidad, sea la cronicidad psicótica, sean esos mínimos síntomas persistentes, patologías de la existencia, que abarrotan las consultas ambulatorias, o los programas de prevención o de atención de las poblaciones más frágiles.
En este milenio, laOrganización Mundial de la Salud estima un aumento considerable de las enfermedades, tanto en los países de bajos ingresos como en el llamado primer mundo. No es de extrañar ante el incremento de las condiciones sociales adversas: incremento tanto en las bolsas de miseria del llamado primer mundo como en los países pobres. La globalización económica marca las fronteras. Delimita los territorios...
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