Congreso Nacional De Familia
Guayaquil, 12 de noviembre 2011
Hace un año llegó hasta el Ecuador la invitación del Santo Padre Benedicto XVI a preparar con mucha fe y compromiso interior el VII Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará el año próximo en Milán. Nos escribió estas palabras: “El próximo Encuentro mundial de las familias constituye una ocasión privilegiada para repensar el trabajo y la fiesta en la perspectiva de una familia unida y abierta a la vida, bien insertada en la sociedad y en la Iglesia, atenta a la calidad de las relaciones además que a la economía del núcleo familiar. El acontecimiento, para que sea realmente provechoso, no debería quedar aislado, sino colocarse dentro de un itinerario adecuado de preparación eclesial y cultural. Por tanto, deseo que ya durante el año 2011, XXX aniversario de la exhortación apostólica Familiaris consortio, «carta magna» de la pastoral familiar, se pueda emprender un itinerario eficaz con iniciativas de ámbito parroquial, diocesano y nacional, que pongan de manifiesto experiencias de trabajo y de fiesta en sus aspectos más verdaderos y positivos, considerando especialmente la incidencia sobre la vida concreta de las familias.” 1 La invitación provenía del Papa que inauguró la Vª Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, y que la orientó e inspiró de manera magistral mediante su discurso inaugural y su apoyo en la oración. Por eso escribió en marzo del presente año a los obispos responsables de la pastoral familiar en nuestros países:
1
Benedicto XVI, carta al Card. Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, y al Cardenal Dionigi Tettamanzi, Arzobispo de Milán, 23 de agosto de 2010.
“Como ha reiterado la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, la familia es el valor más querido por los pueblos de esas nobles tierras. Por este motivo, la pastoral familiar tiene un puesto destacado en la acción evangelizadora de cada una de las distintas Iglesias particulares, promoviendo la cultura de la vida y trabajando para que los derechos de las familiassean reconocidos y respetados. (…) Cristo con su gracia nos impulsa a trabajar con diligencia y entusiasmo para acompañar a cada uno de los miembros de las familias en el descubrimiento del proyecto de amor que Dios tiene sobre la persona humana. Ningún esfuerzo, por tanto, será inútil para fomentar cuanto contribuya a que cada familia, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer,lleve a cabo su misión de ser célula viva de la sociedad, semillero de virtudes, escuela de convivencia constructiva y pacífica, instrumento de concordia y ámbito privilegiado en el que, de forma gozosa y responsable, la vida humana sea acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural. Vale la pena también continuar animando a los padres en su derecho y obligación fundamental de educar a lasnuevas generaciones en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana. No dudo que la misión continental promovida en Aparecida, y que tantas esperanzas está despertando por doquier, sirva para avivar en los amados países latinoamericanos y del Caribe la pastoral matrimonial y familiar. La Iglesia cuenta con los hogares cristianos, llamándolos a ser un verdadero sujeto deevangelización y de apostolado e invitándolos a tomar conciencia de su valiosa misión en el mundo. Aliento, pues, a todos los participantes en esta significativa reunión a desarrollar en sus reflexiones las grandes líneas pastorales marcadas por los episcopados congregados en Aparecida, favoreciendo así que la familia pueda vivir un profundo encuentro con Cristo a través de la escucha de su...
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