Conmigo y los peques somos la suma de todos

La vida fue testigo de una tarde como las muchas que ha vivido Hemi, rodeada del bullicio de la gente que se arremolinaba en espera de la señal que les permitiera cruzar calle, esa que llevaba añossiendo testigo de su ir y venir, el último obstáculo entre el azaroso tráfico y un hogar, una morada que aunque humilde, siempre estaba inundada con el cariño de todos. Como todos los días, la esperade su llegada, para Mii y Tad era un momento de alegría y regocijo, sabían que su madre, aunque cansada estaba ahí para ellos. Mii -la mayor de los dos hijos de Hemi- era una niña que intentabasobresalir en todo, su hermano Tad era el típico niño promedio, que disfrutaba el vivir rodeado de la comprensión su hermana y el amor de su mamá.
-Tad, apúrate a terminar la tarea que mi mamá ya no tardaen llegar y ya sabes que se enoja cuando no la terminas.
-Ya se, solo me falta terminar las cuentas que me dejo “el profe” ¿me ayudas?

Mientras ellos seguían con una conversación que se repetíacotidianamente, Hemi los observaba desde la ventana, analizaba con detalle sus actitudes, mientras que Tad se tomaba su tiempo -siempre de más-, Mii asumía el rol parental –ese que imponen los padresal asignarles a los hijos responsabilidades que no les corresponden - la puerta se abrió de golpe y como si un resorte hubiera sido activado, Mii y Tad se lanzaron sobre Hemi como si de ello hubieradependido su salvación.
-¡Mami, ya llegaste! –gritaron-.
-¿cómo están mis dos pedacitos de mitad?
- A mí me fue muy bien, pero Tad como siempre, está batallando con la tarea, ¡ya sabes!
-Ya te dijeque le ayudes, tú sabes más que él, si yo hubiera estudiado no te lo pediría a diario, oye, sé que te cargo la mano, pero… ¿hiciste el mandado que te pedí?
-No pude comprarlo ma’, no me alcanzó, tedije que era muy poco dinero y no me creíste. Ya ves ma’ por qué quiero estudiar mucho y ganar mucho dinero, porque cada que necesitamos algo, siempre pasa lo mismo, no nos alcanza para comprar lo...