Consecuencias de la economía de mercado

LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DEL MERCADO UN ENSAYO DESDE LA HISTORIA AGRARIA Domingo Gallego Martínez Universidad de Zaragoza

En estas páginas se hacen unas breves reflexiones sobre las potencialidades y riesgos de la economía de mercado. Para ello se parte de las distintas caras que tuvo para los distintos grupos sociales durante el siglo XIX y principios del XX. El objetivo es mostrar en quécondiciones se pueden minorar los riesgos y mejorar las potencialidades de las economías capitalistas. Creo que del ejemplo de las sociedades complejas que se fueron trabando en buena parte del mundo rural europeo durante esos años se pueden extraer algunas consecuencias generales o al menos algunas reflexiones que puedan inducir al debate. Desde la experiencia de muchos campesinos pobres elmercado fue durante buena parte del siglo XIX el ámbito en el que los ricos se aprovechaban de ellos: rentas altas, salarios contenidos, precios de ventas de las cosechas por debajo de lo habitual para otros agentes más acomodados. Las obligaciones creadas por el endeudamiento fueron frecuentemente la cusas de las ventas precipitadas que restaban valor a las cosechas. El mercado, más que como un modode cooperación social podía ser vivido, especialmente por los más pobres, como un modo de redistribución de la renta en su contra y a favor de los sectores más acomodados de la población. La perspectiva de los asalariados urbanos no era muy diferente: salarios bajos, alquileres y precios de subsistencias crecidos, dificultades para acceder al crédito y condiciones onerosas del que obtenían decomerciantes y prestamistas. El mercado los mantenía hundidos en la pobreza. Esta debió de ser la experiencia de muchos campesinos y asalariados durante buena parte del siglo diecinueve y también en épocas posteriores. Desde el punto de vista ambiental el mercado tuvo efectos no muy convenientes. Valoraba la madera, pero no la deforestación que podía provocar su extracción; valoraba las cosechas, perono los efectos de la roturación sobre pastos y bosques o sobre la estabilidad del suelo. Inducía a usos del suelo no muy diversificados para aprovechar la buena coyuntura comercial de algunos productos, pero no consideraba el empobrecimiento de las cualidades productivas de la tierra que el repetido monocultivo pudiera producir. El mercado parecía así combinar propiedades perversas que inducían ala degradación ambiental y al empeoramiento

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de las condiciones de vida de los más pobres. El mercado era, o así lo debía de parecer a muchos, un problema más que una solución. El mercado se mostraba a su vez como el ámbito del egoísmo individual en el que los lazos vecinales no servían de nada. Era el ámbito de lo impersonal, en el que poco importaba aparentemente la respetabilidadganada durante generaciones por las familias ante sus vecinos y ante los ricos: el vellón, el real o la peseta eran lo importante. No valía apelar a sentimientos o virtudes colectivas. El mercado parecía restar también valor a los viejos lazos y contraprestaciones comunitarias, e incluso era depredador de los recursos de la comunidad, ya sea porque inducia a su sobreexplotación, ya porque losprivatizaba. El mercado era percibido en definitiva como una máquina destructora de los soportes sobre los que reposaban los delicados equilibrios que permitían la supervivencia de los más pobres y, al mismo tiempo y por las mismas causas, el sistema que permitía redistribuir los recursos y el control de la sociedad y de la naturaleza hacia los más ricos, que por otro lado exaltaban sus virtudes comoimpulsor de la eficiencia productiva en contraste con las viejas y arcaicas prácticas basadas en la costumbre. Realmente el mercado era una institución peligrosa sobre todo cuando parecía que se le dejaba caminar a su aire sin las restricciones que antaño le imponían los usos y costumbres locales, los controles de precios, salarios y rentas, o las restricciones a la libre circulación de productos. El...