Conservadores y liberales
A partir del levantamiento militar del general Franco, la escuela fue, más que en ningún otro momento, un aparato ideológico al servicio del Estado. Después de la guerra civil, la escuela se convirtió, definitivamente, en un poderoso instrumento utilizado para formar a los jóvenes y a los niños en los principios que convenían al régimen. La escuela fue, principalmente, un medio delegitimación de la dictadura.
I. Someter la escuela. La educación durante la guerra civil
El primer objetivo de la administración fue terminar con las instituciones que había impulsado o creado la República. Desde los primeros días de la sublevación militar, se evidencian las nuevas formas y el nuevo lenguaje que iba a caracterizar una larga época. El cinco de noviembre de 1936 se publicó enZaragoza el número uno de Flechas. Semanario infantil de Falange Española de las JONS de Aragón. En la primera página se reproducía un gran retrato de José Antonio Primo de Rivera y se animaba a los niños a ser buenos falangistas:
"El jefe, el camarada José Antonio Primo de Rivera, que es vuestro gran amigo, vuestro Maestro -como lo es de todos los nacional-sindicalistas-, quiere que vosotros seáisbuenos españoles y buenos falangistas. Tenéis que llevar siempre la camisa azul y pensar que el fusil y el libro, son los más grandes regalos que pueden hacerse a un español".
II. Contra la Pedagogía de la República
La retórica de la deslegitimación y de la calumnia era fácil. Cuantos más textos de la época se leen, más firme es la sensación de que se trata de un cóctel de palabras que produce,se ordenen como se ordenen, el mismo efecto. Semanas después del golpe militar, el diario Amanecer de Zaragoza publicaba, el 13 y 14 de agosto de 1936, dos artículos sobre la escuela de la República:
"Al llegar la República llegaron al Ministerio de Instrucción incompetentes o sectarios que se propusieron sovietizar la escuela, es decir, descatolizarla y desespañolizarla (…) la escuela se diluíaen una labor pseudoeducativa, anodina, inútil, estéril, de manos frías, sin contenido moral, ni amor, ni fe, ni patriotismo (…) Nada. Extranjerismo y vacuidad. Ausencia de Dios y de España".
Los tópicos de las descalificaciones que se dirigían a la escuela de la República ya pueden encontrarse en estas breves citas: escuela disolvente, anodina, masónica, marxista, escuela estéril,extranjerismo, ausencia de Dios y de España, escuela amoral, escuela sovietizada (...). Estos términos admitían miles de combinaciones. Palabras vacías que son, paradójicamente, más que palabras porque sirvieron para condenar, para excluir y para estigmatizar una realidad sin necesidad de analizarla.
La violencia que encierran las críticas a la escuela es extrema. Así, las autoridades y los ideólogos delnuevo régimen reconocían sin titubear que era necesario exterminar, extirpar y destruir las ideas -y a las personas que las habían encarnado o que habían contribuido a su propagación.
Puelles Benítez (1986) sostiene que el Estado que sale victorioso de la guerra civil es un Estado totalitario, caracterizado por las notas esenciales de los totalitarismos: antiparlamentarismo, antiliberalismo, partidoúnico, concentración de todos los poderes en el líder político, control absoluto de los medios de comunicación, glorificación carismática del jefe, exaltación nacionalista, etc. Y junto al totalitarismo, otra de las notas del nuevo Estado fue el fundamentalismo religioso, el catolicismo más conservador que aspiraba a controlar la conciencia de todos los ciudadanos, a estar presente en todas lasesferas de la vida pública. Este fundamentalismo católico ya se manifestó, de diversas maneras, durante la II República.
III. La depuración del magisterio
La República consideró al maestro como un agente modernizador. Quizá por esta razón se explica el implacable proceso de depuración y exterminio al que fueron sometidos los docentes por los rebeldes durante los meses –y años- que siguieron a...
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