constitucional

Páginas: 12 (2912 palabras) Publicado: 12 de febrero de 2014
LIBRO DECIMONONO
DE LAS LEYES EN RELACION CON LOS PRINCIPIOS QUE FORMAN EL ESPIRITU GENERAL, LAS COSTUMBRES Y LAS MANERAS DE UNA NACION.
El que Justiniano constituyó entre los Lazios para procesar al matador de su rey, también les pareció una cosa bárbara. Mitridates, en una arenga contra los Romanos, les censura entre otras cosas, las formalidades de su justicia.
Hay dos clases de tiranía:real y efectiva la una, que consiste en la violencia del gobierno; circunstancial la otra, que se deja sentir cada vez que la opinión encuentra mal una medida de los gobernantes. Los Romanos primitivos no querían reyes por no poder sufrir su autoridad; los del tiempo de Augusto no los querían tampoco, porque sus maneras les parecían insoportables: es verdad que César, los triunviros y el citadoAugusto fueron casi unos reyes, pero lo disimulaban aparentando respeto a la igualdad y no pareciéndose en los modales ni en su modo de vivir a los reyes de entonces.
Muchas cosas gobiernan a los hombres: el clima, la religión, las leyes, las costumbres, las máximas aprendidas, los ejemplos del pasado; con todo ello se forma un espíritu general, que es su resultado cierto.
En ese país se podríacontener a las mujeres, dictar leyes que corrigieran las costumbres y pusieran límites al lujo; pero ¿quién sabe si con todo ello se le haría perder el gusto, fuente de las riquezas, y hasta la urbanidad que atrae a los extranjeros?
El legislador debe ajustarse al espíritu de la nación, cuando no es contrario a los principios del régimen, porque nada se hace mejor que lo que hacemos librementesiguiendo nuestro genio natural.
Cuanto más se comuniquen los pueblos, tanto más fácilmente mudan de modales, porque cada uno se ofrece más en espectáculo a otro y se ven mejor las singularidades de los individuos.
La vanidad es un buen resorte de gobierno, pero el orgullo es peligroso. Para comprenderlo bien no hay más que representarse, por una parte, los innumerables beneficios que resultan de lavanidad; el lujo, la industria, las artes, las modas, la urbanidad, el gusto; por otra parte, los inmensos males que acarrea el orgullo: la pereza, la pobreza, la ignavia, la destrucción de los pueblos orgullosos. La pereza es efecto del orgullo; la diligencia es hija de la vanidad; el orgullo de un Español le impide trabajar; la vanidad de un Francés le impulsa a trabajar más y mejor que losotros.
Las leyes se establecen, las costumbres se inspiran; éstas tienen más conexión con el espíritu general; aquéllas con las instituciones particulares. Y cambiar una institución particular es menos perjudicial, seguramente, que una alteración en el espíritu general.
Hay menos trato en los países donde cada uno, ya como superior ya como inferior, ejerce o tiene que sufrir un poder arbitrario, queen aquellos en que la libertad existe para todos. Por consecuencia, no cambian tanto las formas y las costumbres, que por su fijeza casi inalterable se aproximan a las leyes; es necesario, pues, que el príncipe o el legislador se abstengan de contrariar las costumbres.
Donde todos obedecen y todos trabajan, la situación del Estado es próspera. La necesidad y la influencia del clima han dado alos chinos un afán inmoderado de lucro, que las leyes no han procurado reprimir. Se ha prohibido todo lo encaminado a adquirir por la violencia; no se ha prohibido nada que conduzca a la ganancia por la habilidad o el artificio. No se compare, pues, la moral de China con la moral de Europa. En China cada uno debe atender a su interés: si el pícaro atiende a su utilidad, el que puede ser burlado debemirar a la suya. En Lacedemonia se permitía robar; en China se permite engañar.
Si se medita acerca de las leyes de Roma, se verá que su espíritu se halla conforme con lo que estoy diciendo. Cuando se hizo la ley de las Doce Tablas, eran admirables todavía las costumbres de aquel pueblo. Por lo mismo se daba la tutela al más próximo pariente del pupilo, considerando que debía soportar la carga...
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