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pretende profundizar en los problemas políticos y sociales del mundo contemporáneo sin olvidar la perspectiva ética. No es un libro al uso de la globalización, tan en boga últimamente, ni un recetario, sino una herramienta de reflexión que nos invita a pensar, a generar una posición crítica cuya intención no es otra que contribuir en el proceso democrático, y sobre todo en las propuestas éticas apie de calle.

Amelia Valcárcel alude a pensadores como Kant, Pascal o Schoppenhauer, incidiendo en términos como los vicios y las virtudes de una sociedad que enmascara sus más terribles pecados. Lacras como las guerras, el fanatismo, la pobreza, la marginalidad, el desastre ecológico, etc. animan a la autora a intentar encontrar un nuevo lenguaje de dignidad humana que nos incite, al menos, ala compasión, a la inclinación reflexiva te damos cuenta de lo que estamos haciendo, y en definitiva a respetar y ser respetados.

Los tiempos actuales son de globalización y multiculturalismo, pero ¿estamos
preparados para ello?, ¿hemos aprendido a ser tolerantes?, ¿contamos con la
ética universal necesaria para un mundo distinto?, ¿puede el humanismo
significar algo más que una vagadisposición benevolente hacia el prójimo?
En este brillante ensayo son muchas las preguntas que encuentran respuesta. Una
respuesta lúcida, sólidamente argumentada, que nos sitúa ante nuestras propias
«lacras» -las guerras, el fanatismo, la pobreza, el desastre ecológico- y que
anima a encontrar un nuevo lenguaje de la dignidad humana: el que nos permitirá
ponernos en el lugar del otro,sentir compasión, llamar nosotros a quienes eran
ellos y, en definitiva, respetar y ser respetados.
Como afirma la autora de este libro, «porque ahora el cosmopolitismo no es una
opción individual moral, sino una realidad, se quiera o no, tenemos el deber de
ser internacionalistas. Tenemos la obligación inexcusable de pensar
globalmente».
La autora defiende el valor de la democracia comouno de los pilares básicos y lamenta los ataques que recibe la visión global de que los seres humanos nacen libres e iguales. No obstante, no duda en afirmar que el mayor temor es hacia aquellos que viven en democracia, que dicen trabajar por la democracia y que lo hacen con maneras de depredadores para convertir al pueblo en plebe.
En este sentido en el que la autora reivindca un lugar para laética, un gran invención de la modernidad, por encima de las religiones. Para Amelia Valcárcel, la democracia nos demuestra que las normas no las hemos heredado de antaño sino que son producto de un consenso, de un pacto, con un origen mucho más alto que una revelación. Es una condición obligada en el ser humano generar una gran masa de reflexión que nos sirva como colchón. Pretende profundizar enlos problemas políticos y sociales del mundo contemporáneo sin olvidar la perspectiva ética. No es un libro al uso de la globalización, tan en boga últimamente, ni un recetario, sino una herramienta de reflexión que nos invita a pensar, a generar una posición crítica cuya intención no es otra que contribuir en el proceso democrático, y sobre todo en las propuestas éticas a pie de calle.
AmeliaValcárcel alude a pensadores como Kant, Pascal o Schoppenhauer, incidiendo en términos como los vicios y las virtudes de una sociedad que enmascara sus más terribles pecados. Lacras como las guerras, el fanatismo, la pobreza, la marginalidad, el desastre ecológico, etc. animan a la autora a intentar encontrar un nuevo lenguaje de dignidad humana que nos incite, al menos, a la compasión, a lainclinación reflexiva te damos cuenta de lo que estamos haciendo, y en definitiva a respetar y ser respetados.


Las distintas ideologías y etnias o culturas ancestrales que tratan de demostrar y buscar defectos que llevan a un pensamiento confuso , por la razón que no se tiene una definición exacta de lo que el hombre hoy en día conoce como un mundo multicultural, pues simplemente es un medio...