Contaduria

Breve ensayo sobre el alcohol y la poesa

Cuando conoc la locura y la droga, me enamor de esa mujer que se esconde tras toda crueldad y que, de forma indirecta, va mordindote y escupiendo su venenoen tu interior, hasta dejarte malherido, como un perro callejero? pateado y sucio, cuyos huesos parecen que vayan a desgarrar la piel para abandonarlo, desprovisto de su caparazn contra lanaturaleza, vulnerable, con la pobre musculatura frente al aire, la lluvia, la tierra, el fuego, el espacio y el tiempo, sent un gran jbilo haba vuelto a renacer! Entonces, me di cuenta de que la crueldad dela droga no tena forma en s misma. Me estaba equivocando al culpar a una mujer al fondo del recuerdo1, puesto que el nico culpable de mi autodestruccin no poda ser, por definicin propia, otro que yomismo. Pero ya estaba enamorado de ella o, lo que es lo mismo, ya estaba enfermo, y lo peor de todo es que, aun habindolo reconocido, me resultaba del todo imposible dejarla, ya que mi equilibrio vitalse basaba tanto en ella como ella en m y, de forma reciproca, nos conducamos hacia la muerte, a la lenta capitulacin de una existencia miserable y agnica con pequeos destellos ditirmbicos y, enconclusin, forzaba a la perpetuidad ese enlace, como el anillo de los anillos?pues yo te amo eternidad!.2

Condenado al aullido perpetuo del que habl A.Ginsberg3 permit que mi corazn se pudriera, conobjeto de arrancrmelo y acomodarlo en un lugar bien visible, para que todos lo veneraran y recordaran para siempre a modo de admonicin sobre cmo perseguir un sueo oscuro conlleva funestas consecuencias,y es mejor dedicarse a otros menesteres que seguir al pie de la letra las palabras de esos ilusionistas, que se hacen llamar poetas y juegan con su mente y cuerpo como si de objetos literarios setratasen.

Esa mujer llamada Endorfina, que no es mujer, y como figura potica he explicado que no es sino la propia crueldad; siempre es ama y nunca esclava. Obtuvo por naturaleza su funcin bien...