Contemporain - Gerard Genette

Gérard Genette: “Contemporain” en Bardadrac, Seuil, Paris, 2006, pp 96-99. Traducción: Sergio Moyinedo

Contemporáneo. Antes este adjetivo solo tenía un sentido factualmente temporal, “absoluto”, si se quiere, por relación implícita al momento de la enunciación (contemporáneo en sentido amplio, o sea del locutor) o relativo (contemporáneo de Luis XI, de Napoleón, de Félix Faure); contemporáneotiende hoy a tomar el sentido de un predicado estético. Lo mismo había sucedido con moderno, salvo que se pueda decir “contemporáneo de...” (el relativo gramatical aún funciona allí), y nunca decir “moderno de...”: aquí, el absoluto gramatical aún domina, incluso si nuestra modernidad no es más aquella de Baudelaire. Hoy se distingue un poco más claramente, al menos para las artes visuales, dosperíodos estilísticos: el arte moderno (el inglés dice más bien “modernista”, lo que atenúa un poco la ambigüedad) y el arte contemporáneo. Digo “períodos estilísticos” en el sentido de que esos dos períodos (muy groseramente, primera y segunda mitad del siglo XX) presentan cada uno un conjunto coherente de estilos: por un lado, lo que se percibe (o se cree percibir) de común entre Picasso,Stravinski, Mies Van der Rohe; por el otro, entre Warhol, Cage, Gehry. Conjuntos tan coherentes como aquellos que se indexan bajo los términos “barroco”, “clásico”, “romántico”, con este juego entre la definición temporal y la definición estilística que permite por ejemplo calificar de “barroca” una obra que, sin pertenecer históricamente a la época barroca, presenta ciertos rasgos de estilo que le soncaracterísticos: Lucain, Claudel, Cecil B. DeMille en este sentido y a sus maneras. La distinción histórico-estilística de lo moderno y de lo contemporáneo es aún hoy bien recibida para justificar, por ejemplo, la existencia de museos distintos o de secciones distintas en un mismo museo, en donde se sabe aproximadamente que esperar – algunas transiciones o acuerdos de pasaje; por ejemplo,Rauschenberg o Jasper Johns, aún “modernos” por una factura que tanto debe al expresionismo abstracto, y ya “contemporáneos” por la manera en que inauguran el pop art (Rauschenberg), el minimalismo o el conceptual (Johns). Contemporáneo, que parece haber suplantado, para el mismo objeto, a posmoderno, término que presentaba, por otra parte, casi la misma ambigüedad (¿época? ¿estilo? ¿ambos?). Veo, sinembargo, una dificultad a proyectar este predicado en la historia pasada tan libremente como lo hacemos con otros: supongamos que encuentro, digamos al azar, en Arcimboldo, rasgos propios que lo aproximan a Oldenburg no haría bien en calificarlo simplemente de “contemporáneo”, así como a declarar modernos -pertinentemente o no- Vermeer o Caravaggio. Otra dificultad consistirá sin duda en nombrar losconjuntos estilísticos del

futuro. Post-contemporáneo podría convenir para el próximo, ¿pero a continuación? ¿Será necesario enganchar los vagones al infinito, si es que hay infinito? Afortunadamente este problema no será nuestro. En este momento, restringiría el empleo legítimo del predicado “contemporáneo” a las artes llamadas visuales (en las cuales piensan casi exclusivamente los partidariosde la apelación “arte contemporáneo”, para quienes, espontáneamente, no hay otro arte que el visual), debido a que no se ubica, por así decirlo, nunca un concepto estilístico bajo el término, por otra parte poco usual, de “literatura contemporánea” –y “música contemporánea” ha servido sobre todo a calificar, después de la Segunda Guerra Mundial, una filiación, o reafiliación, a la escuela atonalde Viena que no es en modo alguno posterior al “modernismo” de Stravinski, bien por el contrario. Por todos sus rasgos, incluso en su período neoclásico (“retornos a...”) y con excepción de sus tardías demostraciones seriales, Stravinski pertenece típicamente, como y con Cocteau y Picasso, al arte “modernista” de la primera mitad del siglo XX, y esta copertenencia constituye en la historia unos...