Contra el siglo XXI
Se difunde un aparente alborozo por cambiar de siglo, pero, francamente, nadie desea salir de aquí El siglo XIX, pese a sus miserias, actúa como un hogar, con sus obras, susluchas fratricidas y sus guisos conocidos, mientras el siglo XXI es todavía la intemperie, una realidad ignorada que se presenta con una naturaleza virtual a lo Matrix, entre las invenciones y efectosintangibles.
El siglo CCI llega impertinente y fastidioso, de nuevo con una oferta de gadgets tecnológicos y problemas étnicos, entre la nanotecnología y los laboratorios de la clonación.
Elmundo que se asoma en el siglo XXI es de naturaleza anoréxica y levemente abstracta, mas inmaterial que material, mas intangible y virtual que concreto, mas desempleado que empleado, más individualistaque comunitario.
El matrimonio perpetuo ha decaído ante una colección de parejas y de cultura Gay. Lo que era determinado y estable ha perdido afianzamiento y las empresas modernas navegan por vagoslugares del ciberespacio, en la imprecisión del universo Internet, donde aparecen y desaparecen como luciérnagas las Start-ups.
El amor por el pasado ha existido en todas las épocas y es unacondición indisociable de la idea del progreso. Sin un pasado representado por los ritos, las tradiciones y la memoria no puede haber raíces, y sin raíces, los seres humanos se ven condenados a quedarseaislados en el tiempo, sin proyección hacia adelante.
La posmodernidad es la desaparición de los grandes relatos con su solemne final y el estallido de una metralleta de pequeñas historias sinfín,como los capítulos de un telefilme reversible. En lugar de los anteriores ismos, que significaban progresión y movimiento, ahora se trata solo de pos, el punto crítico donde la capacidad de evolución hacesado y lo que sigue no es producto de su movilidad intrínseca, sino de un aplazamiento de su defunción. El límite se retranquea no para darle mayor grandeza cualitativa, sino solo para agregar...
Regístrate para leer el documento completo.