Contruyendo del organo del engaño.
La resonancia magnética funcional (fMRI) y laelectroencefalografía (EEG), basada en la tecnología de huellas digitales del cerebro, han sido aclamados en Estados Unidos de América como las mejores tecnologías de detección de mentiras, sobre todo tras los atentadosterroristas del 9 de septiembre de 2001. En efecto, los resultados obtenidos por estas nuevas técnicas se consideran mucho mejores que el polígrafo, que medía cambios en el sistema nervioso autónomo,correlacionando con emociones como la ansiedad, el miedo o la culpa. Así, la huella digital cerebral se centra, solamente, en el cerebro, aumentando la subjetividad de la prueba.
El polígrafo secreó a principios del S XX y ha disfrutado de cierta popularidad en las diferentes agencias de los Estados Unidos de América. Sin embargo, tras los atentados de 2001, el gobierno de los Estados Unidos ytanto investigadores como científicos observaron la necesidad de detectar con más precisión y rapidez las diferentes amenazas a la seguridad nacional que se les planteaban. Con todo, esta tecnología,desarrollada en los años 90, se vio impulsada, debido a que permitía “desbloquear” el cerebro de terroristas sospechosos (Gammage, 2002; Shuman, 2002; Bowden, 2003, Cavouto, 2003).
La posibilidad dedetección del engaño mediante el análisis del cerebro se realiza mediante el estudio de las diferentes conexiones cuantificables entre el cerebro (mente y biología) y el comportamiento humano. Lasalteraciones en la hemodinámica del cerebro y de la actividad eléctrica representan los orígenes fisiológicos del engaño. Así, sobre la base del EEG, la huella digital del cerebro fue desarrollada y...
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