CORA
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Fueterrible, terrible, Dios mío... No voy a olvidarlo mientras viva... —"No-so-tros tam-po-co... Po-bre ma-má... Pobre pa-pá...". Nadie escuchó estas palabras que —sinembargo— fueron pronunciadasuna y otra vez el día de la tragedia, hasta que llegó la noche y se internaron enella. Nadie las escuchó. Pero... ¿quién de nosotros puede oír —fácilmente— lasvocecitas de los ángeles?Los diarios informaron —al día siguiente— que la vida de Boris sehubiera salvado de haber recibido inmediata atención médica, que la criatura fuerescatada a tiempo por los bomberos pero que nola recibían en el hospital de lazona hasta que —como es habitual en estos casos— se realizara la intervención policial; que se perdieron —aproximadamente— dos preciosas horas hasta queese trámite pudo cumplirse; que si se hubiese hecho esto o lo otro..."Hubiera o hubiese"... Qué forma verbal inútil en circunstancias así.Se aplica para lamentaciones tardías acerca de lo que ya es imposiblemodificar y que son totalmente vanas cuando —como de costumbre— no setiene en cuenta esa experiencia para prevenir desgracias futuras.Los hijos de los más humildes —como Boris e Iván— casi no tienendefensores durante sus vidas. Mucho menos después de muertos.El drama fue rápidamente olvidado por los medios de comunicaciónmasiva y por el público consumidor de sus noticias."Po-bre ma-má... Po-brepa-pá..."Pasaron veinte años a partir de aquel sábado trágico para Eloy y Cora. Conlos corazones destrozados, ambos siguieron trabajando como robots aunque yano le encontraban sentido a la existencia.Se esforzaban —sin embargo— para ayudar a criar a varios sobrinos, amedida que su familia del lejano pueblito iba —también— mudándose a la granciudad.En esta obra de solidaridad con los suyos encontraban—a veces— un poco de alivio para su dolor. No quisieron tener más hijos. El recuerdo de Boris e Iván se mantenía enellos con una nitidez tal que sentían que ambas criaturas andaban por allí, con susalmitas en puntas de pies deslizándose por la casa, acompañándolos —como enel pasado— eternamente niños.De tanto en tanto, a Cora le parecía oír su voces y la tristeza la ahogaba — entonces— con la...
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