Corea

El régimen afgano tampoco es defendible ni mucho menos bin Laden. Ambos son productos de un proceso histórico espurio, de una perversión interpretativa del Islam (la Guerra Santa no es militar sinola conquista de una condición espiritual que comienza desde el ayuno mismo). No son defendibles ante el imperio porque son un engendro de la propia política imperial que ha vuelto a Afganistán un paíssin futuro, sumido en la miseria generalizada, corrompido por la conversión del país en fábrica mundial de droga y cuya población se desplaza por millones a las fronteras de una zona que no puedeofrecerles nada, afectada ella misma por la incesante sequía y carencia tanto de alimentos como de agua. Países como Afganistán son representantes del atraso económico y político de gobiernos regionalessin autonomía, sin proyecto histórico de desarrollo y que no alcanzan la necesaria separación de Iglesia y Estado que funde un clima de libertad de creencias y permita el desarrollo de la mujer. Ni elimán Omar ni bin Laden son representantes populares musulmanes sino son sólo otra posible vía de desarrollo del neoliberalismo en la región, pero que pone en riesgo el control del petróleo saudita porlos E.U.

Los Estados Unidos se levantan sobre los huesos y la sangre del mundo. Hoy viven la guerra en su propio territorio, con la misma falta de ética que ellos han promovido, rechazando lostratados contra las armas nucleares y biológicas. Ello sucede además en el marco de una progresiva debilitación histórica de la hegemonía de E.U. que tal vez más temprano que tarde vea cambiar supolítica desde adentro. Nadie puede alegrarse de la crueldad de los atentados y la guerra bacteriológica, máxime que es una amenaza contra toda la humanidad, pero para los grandes males sólo grandes remedios.El movimiento popular mundial emergente ha de promover la interdependencia y el desarrollo de todas las culturas. Sin un mundo donde todos salgamos ganando, la globalización no representa...