Corre Lagarto

Corre lagarto
 Los lectores consideran que el recuerdo en sí es sumamente bueno. Además, les parece que está bien contado.
 A Alba le han enviado 137 abrazos, 144 sonrisas, 103 besos y 96 buenos recuerdos.

por Alba
Argentina / 1996
Fecha de alta 13-10-2007

¡Hacía tanto tiempo que lo intentábamos!
¡Pasamos por tantas! Abusos, inescrupulosidad, faltas de delicadeza, pérdidas, máspérdidas, más desazón.

Yo, destrozada. Caminando entre miles de robots de ceño fruncido y paso apurado. ¡Qué ganas de pedir un abrazo!..., caminaba vacilante sintiendo una extrema fragilidad. Casi no levantaba la mirada porque los ojos estaban velados por un manantial y así, entre los empujones y las caras de fastidio apenas pude llegar al "verde".

El "verde", era un bolichito con entrepisoal que solíamos ir en tiempos de universidad a refugiarnos justamente en el entrepiso, para evitar el bullicio de la calle y apenas intentar una tertulia.

El dueño me reconoció al entrar, pero vio en mi rostro la necesidad de no ser molestada. Sólo nos miramos y ambos bajamos la cabeza.

Subí al entrepiso, por suerte no encontré a nadie y ese mutuo entendimiento con el dueño evitó que enviaraal mozo para atenderme. Lo presentí… comprobé que "podía" estar sola y lloré, lloré, lloré tanto que los párpados se me hincharon.

Cuando logré sentir el pecho vacío, bajé la escalerita enclenque del "verde", tan enclenque como yo, me acerqué al mostrador para pedir un café -como para justificar mi estancia en ese lugar-, y el dueño, apenas levantando la cabeza, en silencio, me hizo un gestode que no era necesario.

También con un gesto le di las gracias y salí a tropezar nuevamente con robots apurados.

Al lado del "verde" está el único lugar al que todavía no había recurrido. Un edificio importante. -Debe ser como todos los demás-, pensé. "Instituto de Obstetricia y Fertilidad", rezaba una placa de bronce, debajo de una sigla que lo identificaba. Entré. No era como los demás.No tenía ese lujo obsceno que tanto ofende cuando sin piedad le dicen a una mujer desesperada, que su tratamiento es impagable y ni siquiera hay certeza del éxito.

Yo venía de escuchar: "Yo no hablo de plata, señora. Hable con mi secretaria que ella le dará los valores" y con ese aire de dios del Olimpo, gira en su silla, se da vuelta y sin mirarla dice: "Cuando esté dispuesta me viene a ver.Vaya no más"…

A los pocos días, tenía la primera entrevista.
-No puede ser-, me dije. -¡Es más joven que yo!, ¿será serio?, me quedé mirando sus ojos azules, pacíficos, en una cara que parecía no querer abandonar la adolescencia.

Le di mi abultada carpeta con estudios anteriores. La tomó un poco turbado y me explicó que se tomaría su tiempo para estudiarla. Yo sentía que la vida se me iba,que no tenía más tiempo, que la naturaleza por implacable no me daría ninguna chance más.

Con mucha dulzura me pidió que me olvide del pasado y que vaya a descansar "Ya sufrió demasiado", escuché mientras sentía una tibia mano en mi hombro cuando me acompañaba hasta la puerta.

A la semana nos volvimos a ver. Fui con mi esposo. Encontré al mismo ser amable y concentrado que había vistoanteriormente.

Como si hubiera saltado por encima de todo, nos dio las prescripciones, nos dio costos, opciones y ordenó nuestro caos.

...Volví a llorar a los quince días, era un viernes. Lo llamé y desgrané mi desilusión. "Tranquiiiilaa, lo volverán a intentar, el lunes los veo", dijo. Ysentí que me faltaba el piso. Sólo atiné a quedarme petrificada al lado del teléfono, mientras mi esposobuscaba palabras de consuelo que no alcanzaban ni para él ni para mí.

Caí como un árbol de costado en la cama y así quedé por un largo rato. Estaba anocheciendo ese viernes de mayo. Al día siguiente vendría mi hermana con su familia a comer con nosotros y yo no había previsto nada. Junté mi maltrecha humanidad y bajé hasta la calle. En el viaje de 12 pisos del ascensor, una idea fija me taladraba...