Costa rica: crítica o mantenimiento.

“La moral no es una geometría; no es un sistema de verdades abstractas que se puedan derivar de alguna noción fundamental sentada como evidente. Pertenece al orden de la vicia, no al de laespeculación.” Emil Durkheim.

Cuando observamos a la sociedad costarricense la mayoría de veces podríamos llegar a la conclusión, pesimista para algunos y optimista para otros, que es una fiel seguidora delStatus Quo, pero no toda, sólo la mayoría. Cuestiones como una propuesta de referendo que infrinja la esfera privada y los derechos de una persona simplemente porque no se comparte su forma de vida, o“no es moral”, son un claro ejemplo de cómo Durkheim llegó en algún momento a interpretar un mundo estrictamente funcionalista, en donde el ser humano individual era tan importante como defender a unaguacate. Deja un sinsabor leer lo que opinan muchos ciudadanos costarricenses sobre el tema de reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo, el miedo irracional al cambio, a las formasque se suponen nuevas pero que en realidad están encubiertas; ideas fundamentadas en una supuesta regla sin ninguna explicación jurídica como moral pública es lo que usan como su principal argumento.Llega uno a creer que posiblemente en las escuelas y colegios enseñan a Durkheim, somos objeto de un proceso de adoctrinamiento por parte de muchas estructuras sociales imperantes que tratan porcualquier medio de asegurar sus beneficios, no seamos hipócritas estamos hablando de la Iglesia Católica, el discurso vivo y definitorio de lo que es la moral pública, una moral que se enseña en losregazos y con muchas manos indebidas durante el catecismo desde sus más altos jerarcas. Ellos, Curia, obispos, padres y catequistas se preocupan fervientemente por explicar cómo la sociedad ha“funcionado” durante tanto tiempo, y por qué darle figura jurídica a una unión que siempre ha existido, pero que para ellos es inmoral, podría significar el debacle de la sociedad costarricense.

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