Costumbres Del Magdalena

Páginas: 60 (14799 palabras) Publicado: 31 de octubre de 2012
El poeta del río.
Autor: Nestor Zambrano 

Mientras Martín escuchaba las historias del viejo Miguel en el antiguo puerto de El Banco, Magdalena, en el muelle, en ese lugar donde los escasos tambores pregonan su aire cumbiambero, donde la flauta de millo  se comunica con los nervios humanos y estremece corazones. Un lápiz rodó hasta sus pies, lo tomó, notó  que era un lápiz diferente;  lo miró detalladamente y cuando quiso   descifrarlo alguien se acercó a él y le  dijo: ––Joven ese lápiz es mio, se cayó de mis manos y ¡carajo! que bueno que usted lo rescató.
Se lo entregó, pero él pudo  ver su rostro y notó  que no estaba bien, le preguntó                –– ¿señor… le pasa algo?, ––el respondió con voz entrecortada ––no lo entenderás muchacho, nadie puede dimensionar la magnitud demi pena––. Martín quedó sin palabras, pero el parecía que quería seguir hablando de su melancolía.
Miguel, aquel viejo apoderado de muchas historias, había partido sin decir adiós; entonces le dijo  al triste hombre que se hiciera a su  lado, él no dudo en hacerlo. La tarde poco a poco moría, el sol con sus destellos naranjas lentamente se escondía de aquel lejano firmamento, espejo de las aguasdel río, el hombre que estaba a su diestra parecía morir con ella.
Martín Interrumpió su mirada fija, sus ojos aguados, su sonrisa invisible y le dijo: ––sé que no puedo saber que siente ahora, porque es lo que usted tiene dentro, sé que soy un joven que no entiende muchas cosas que pasan en la vida de un hombre de canas,  pasos lentos, de arrugas en la piel… pero cuénteme ¿qué le pasa?.
––Sabes,primera vez que un joven se interesa por mi vida, nunca tuve hijos, viví con las desdichas del amor, con la fidelidad de la escases y solo un papel y un lápiz fueron mi refugio…
–– ¿Un lápiz y un papel? –– Interrumpió –– sí,  solo escribir se ha convertido en mi mayor aventura, en mi más  grande desahogo, aunque hasta ahora yo sea el lector de mis propias escrituras. Antes de continuar quierosaber como te llamas ––mi nombre es Martín, pero de cariño me dicen “Marto” ––¡oh! tienes el mismo nombre de mi fallecido padre, quise  tener su mismo nombre, pero no tuve fortuna y me llamaron Vicente ––sonrieron simultáneamente en coro de una alegría efímera.––tengo que regresar a mi desolado recinto, debo despedirme de ti, fueron las palabras de Vicente –– no, señor Vicente no se vaya déjemeescuchar su historia… ––te espero a las siete de la mañana en la playa Pocabuy y te cuento de mis fracasos pero también de mis ilusiones ––ahí estaré señor Vicente, vaya con cuidado–– dijo Martín.
Vicente tomó la ruta diaria, para llegar hasta su casa, una reina adornada de palma amarga y maquillada de arcilla. Ahí adentro una mesa y un taburete, un mechón que alumbraba la oscura noche, se sentó yrecordó lo que momentos antes había vivido con  Martín y plasmó esa experiencia en un papel…
“Como la brisa de repente él llegó y me invito a su pequeña vida,
Me identifiqué con su alma soñadora, con su inocencia natural…
El momento y el tiempo abatieron mi realidad afligida
Y de un instante pase hacer parte del espacio sideral.
El río pareció detenerse y apreciar la escena de ese mágicoencuentro
Un encuentro diferente, así lo percibió mi maltratado corazón
Quise decirle que fuera mi hijo por un segundo,  pero reaccioné
Y como todo frustrado poeta quedo en una simple ilusión”.
 Vicente Se quedó dormido en la mesa de madera, en donde ha escrito las palabras mas hermosas que existan para una mujer,  pero en donde ha dejado las gotas de llanto  que han brotado de sus ojos.
Del otrolado Martín acostado en su cama  no podía dormir, su afán de que pasara el tiempo rápido para reencontrarse con el protagonista de su duda y de su intriga.
El sueño se apoderó de su cuerpo y cerró sus ojos de aventurero. La Aurora se asomó Por la ventana café, él percibió al  sol en el horizonte, el gallo cantó y las aves entonaban la mejor melodía, se levantó de su cama, corrió hasta el patio...
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