cotabilidad

Mis queridos hermanos y hermanas: no recuerdo cómo comenzaría el año pasado la carta de “Fiestas Patrias”, pero me temo que, más o menos, diría algo sobre la admiración que meproducía estar ya doblando la primera mitad del año. Es lo mismo que me pasa ahora.

En fin, llegan las Fiestas Patrias y…¿qué es lo primero que estas dos palabras unidas nossugieren?

Este año tal vez tuvieron algunos una especie de celebración anticipada cuando el 27 de Enero conocimos la decisión final del Tribunal de La Haya. No eran propiamentelas Fiestas Patrias pero si hubo mucho de esa “euforia” -¿podríamos llamarla “patriótica”?- con la que se exaltan valores, historia y orgullo de derechos reconocidos per que, enel fondo, a nosotros personalmente no nos comprometen a nada.

Tenemos que hacer que las Fiestas Patrias sean otra cosa. “Celebración” sí, porque es “fiesta”. Recuerdo“festivo” de un acontecimiento histórico, porque en el centro de la fiesta está un hecho que marcó los casi doscientos últimos años de nuestra Historia. Pero ¿creen que es suficientedejarlo todo en un recuerdo festivo, y tal vez hasta muy emocionado y agradecido, del pasado?

Uds., que cada mes leen esta carta mía, saben muy bien que en el presente añotratamos de ir asimilando con la cabeza y el corazón la idea de que la razón más profunda de buscar el bienestar de los demás -recuerden los años pasados- es que somos hermanos.Somos hermanos por ser parte de la humanidad creada por Dios, pero en segundo lugar somos hermanos por pertenecer a una Patria común y tener la responsabilidad de mantenerla viva ypujante.

Les deseo unas muy felices Fiestas Patrias que a todos nos provoquen el deseo de decirnos: “Por ser peruanos, vivamos como hermanos”.


Su hermano-obispo