Crónica de la ciudadela Ferroviaria en Guayaquil

Los rieles de la transición histórica de mi ciudadela.
Caminando por las calles pavimentadas de la urbe Ferroviaria, buscaba con esmero poder entablar una conversación con los fundares del sector,aquellas personas empapadas de la historia de la ciudadela ubicada en la parroquia Tarqui de Guayaquil.
El motivo era simple, cumplir con la tarea de investigación periodística (materiauniversitaria), sin embargo mis expectativas fueron ampliamente superadas al conocer la interesante historia reservada del sector en el que resido.
Alistando mi libreta de apuntes y mi grabadora, lo primero quehice fue dirigirme a la modesta tienda ubicada a cuadra y media de mi casa, una pareja de abuelitos administran ese negocio, tenía la esperanza de encontrarlos ahí para adquirir de ellos datos que mepudieran servir en la crónica que debía realizar. Al llegar encontré más que eso, un abuelo de avanzada edad parte del grupo longevo de la ciudadela coincidió en el lugar.
Emocionada no perdí tiempo yles comenté de mi proyecto investigativo, gustosos accedieron a responder mis preguntas. Don Julio Ordoñez, el mayor entre el grupo, junto con algunos vecinos más empezaron lo que sería la introducciónde la crónica férrea.
Sus palabras describían al sector como un botadero de basura entre cerros enormes situado a las afueras de Guayaquil, en el cual antes de ser urbanizada a metros de distanciafuncionaba desde aproximadamente 1938 la estación férrea que conectaba las provincias de Guayas, Pichincha y Santa Elena.
Por varios minutos me relataron rápidamente sucesos acontecidos queidentificaban el sector, luego de ello me sugirieron visitar al historiador más lúcido de la ciudadela, Don Benjamín Paredes, con 84 años de edad, que por haber palpado el proceso laboral del ferrocarrilrecordaba con detalle las fechas que marcaban el hito de Ferroviaria.
Pronto me dirigí hasta su residencia, él gustoso abrió las puertas de su hogar para poder relatarme sus vivencias, su función inicial...