Crónica en entorno a la crisis de Misiles

Crónica en entornoa la crisis de Misiles
Nikita, Nikita, mariquita, lo que se da no se quita!, gritaban miles de cubanos formados en las carreteras mientras transitaban los camiones cargados con los misiles nucleares R 12, rumbo al puerto de La Habana en su camino de regreso a la Unión Soviética. Según cuentan testigos presenciales. “¡Nikita, Nikita, mariquita! Y se aventaban al paso de losvehículos para impedirles el paso, luego que el dirigente soviético Nikita Krushov había decidido retirar los cohetes de la isla a cambio del desmantelamiento de las bases nucleares estadunidenses en Turquía. Un arreglo geostratégico conseguido en el último minuto por el líder soviético con el presidente John F. Kennedy al final de tres semanas turbulentas en que el mundo estuvo al borde de la terceraguerra mundial y de la consecuente catástrofe atómica.
Corría el mes de octubre de 1962, la mañana del día 14 el piloto de combate William Eker había dado una “pasada” de rutina sobre la isla de Cuba en una ruta establecida. El vuelo era rutina. Tripulaba un avión Lockheeed U-2 de reconocimiento sobre San Cristóbal, provincia occidental de Pinar del Río. Las cámaras fotográficas instaladas enel morro del aparato eran capaces de tomar con precisión imágenes desde miles de metros de altura, se decía entonces que hasta una raqueta de tenis dejada en una cancha podía ser fotografiada. Cohetes en La Habana. Lo que registró ese día puso demasiado nerviosos a los responsables de la seguridad en Estados Unidos: fotografió varias rampas de lanzamiento para misiles tierra-tierra, tierra-aire,instalaciones, contenedores y sistemas de radar para la dirección y control de cohetes en vuelo. Una inspección hecha con mayor detenimiento permitió también descubrir un emplazamiento de misiles soviéticos R 12, cuyo radio de acción de 2 mil kilómetros ponía en peligro las principales ciudades del Este de Estados Unidos, entre ellas Washington.
El Capitolio estaba a tiro. Al principio el gobiernocubano negó el hecho, pero la fotografía aérea fue contundente. Entre los misiles visibles sobre las rampas estaban los SA-5 Griffon (según la terminología de la OTAN); uno de los formidables artilugios militares en ese tiempo en fase experimental, que saldría a luz hasta el 7 de noviembre de 1973 durante un desfile en la Plaza Roja de Moscú. El Griffon se volvió famoso porque en 1960 uno deéstos derribó un avión U-2 —de lo mejor de la ingeniería aeronáutica americana— sobre la Unión Soviética, cuando el aparato volaba a 20 mil metros de altura. Si la información que tenía el gobierno estadunidense a esa hora ya era de por sí preocupante, lo que de plano crispó los nervios de los expertos militares fueron las imágenes de unas extrañas construcciones de concreto armado que no tardaron enidentificar como emplazamientos de misiles SS-5 Skean; un artilugio bélico capaz de llevar una carga nuclear a una distancia de 3 mil 500 kilómetros; es decir, hasta cualquier punto, ya no se diga de EU, sino de Alaska. El doble lenguaje de Fidel. Ahora, el tiempo que todo lo cura —al menos eso se cree— hace decir a los líderes cubanos que los misiles se instalaron en su territorio “por solidaridadcon la Unión Soviética”, dado el apoyo económico y político recibido de esta potencia. Castro declaró hace unos días en la reunión para analizar lo que ellos llaman la Crisis de Octubre, que “Cuba hubiese preferido la invasión a la instalación de los cohetes”.
Sin embargo, esto no parece ser verdad. La actitud de los cubanos en las carreteras ante la salida de los cohetes, la participación delPartido Comunista de Cuba en estas manifestaciones, y las mismas declaraciones de Guevara y de Castro en ese entonces, hacen ver lo contrario. En abono de esta tesis, en documentos recientemente puestos a disposición de la agencia Associated Press en Washington —reveló el diario The Miami Herald—, Nikita Krushov manifestó su preocupación acerca de que el “irracional” Fidel Castro renovara las...