Crónica literaria
Eran niños que habitaban en Santafé. Un barrio convertido en zonade tolerancia, donde los más pequeños tienen que vivir a diario una realidad que no les corresponde. Ver trabajar a sus madres en uno de los oficios más difíciles que existen, no es fácilcomprenderlo cuando están en una edad en la que sólo les importa las muñecas o un partido de fútbol. Por eso se merecían un rato feliz. Un alto en el camino.
Muchos no sabían lo que era sentarse en una salade cine. Ya a las nueve y media, estábamos nosotras fuera del jardín que sirve de guardería de estos niños, esperando a que los que se habían ganado una boleta para vivir sólo por un rato un mundofantástico -por ser juiciosos y por tener buen comportamiento-, salieran. Recuerdo a una niña que llorando le decía a una de las profesoras que no quería ir porque le daba miedo el cine.
–Pero si vas aver una película para niños, no te va a pasar nada-. La niña, con las manos sobre su cara no dejaba de llorar asustada. Nada que hacer, le dieron la oportunidad a otro niño que muy entusiasmado saliócorriendo antes de que se arrepintieran.
Ya yendo hacia el teatro, caminábamos como entre una selva de leones hambrientos, donde hasta la más descarada e insinuante frase, recaía sobre los máspequeños. Era algo nuevo para mí, nunca había estado tan cerca de esta realidad, pero esa era la idea de lo que estábamos haciendo, conocer más allá de nuestras ordinarias fronteras.
Llegamos justo atiempo. La función comenzaba a las once en punto y los niños estaban ansiosos por entrar y descubrir que ese gran monstruo que pensaban que era el cine, no asustaba, era totalmente indefenso y que...
Regístrate para leer el documento completo.