Crónica

CRÓNICA

Una tarde de agosto me encontraba tomando un café en un pequeño negocio en la parte norte de la ciudad de Medellín, es decir Bello; analizando a los transeúntes que me rodeaban en esemomento, me encontré con tres hermosas mujeres, una rubia, una morena, y una más bien peli roja, se podría descifrar que tenían unos 17, 20 y 24 años consecutivamente, éstas caminaban de un lado a otrosin lugar fijo, como a la espera de alguien, sus rostros reflejaban angustia, impaciencia, desespero y una cantidad de sentimientos encontrados y por su actitud y los nervios que desbordaban pudeinterpretar que en pocos minutos, tal vez segundos, algo muy trágico iba a suceder.
De repente se acercó un taxi, del cual no recuerdo muy bien sus placas, pues mi objetivo se centraba en las tresagraciadas. Dos hombres se bajaron y caminaron hacia ellas, cruzaron algunas palabras y eligieron una mesa para sentarse; el hecho de que ellas se sentaran en una mesa y ellos en otra causo en mí una granintriga, algo extraño que me llamo mucho la atención.
La mesera de aquel lugar les tomo una orden de tres gaseosas coca-cola, y en la mesa de aquellos tipejos dos cafés bien cargados, aquellosestaban aún más nerviosos que las hermosas mujeres, recorrían todo el lugar con solo una mirada, como previniendo algún acontecimiento. mientras tanto la mayor de las mujeres hablaba por celular, y lasotras dos no pronunciaban palabra alguna.
Yo, solo me limitaba a observar y a testiguar el hecho que iba a evidenciar, no sé porque algo me decía que el suceso que a continuación presenciaría no iba aser muy placentero para mi gusto, es más, sentía que corría peligro, pero mi y tal vez la curiosidad me obligó a permanecer allí y grabar todo en mi mente como una filmadora.
De un momento a otro notéque una de ellas se paró y se dirigía a marcharse, pero en ese instante una lluvia de balas se desbordó sobre ella, fue impresionante ver como su escultural cuerpo se desplomaba hasta caer en aquel...