crónica

Medellín. 04 de octubre de 2013
¡Qué cuenteros para echar cuentos!
Las Jornadas universitarias transcurrían con total calma y normalidad, ya el día estaba llegando a su fin y no mucha gente seveía por los alrededores, de forma rápida y sin previo aviso, una a una, las personas se fueron apoderando de la plazoleta central, y tomaron asiento en el piso, al parecer, la gente no sospechabaque era lo que iba a pasar. Pasaban los minutos pero no ocurría nada, de momento, uno de tantos que se encontraban sentados se puso de pie y empezó a contar historias, que rápidamente acogieron laatención y la risa del público.
Juan Camilo Hoyos era su nombre, de estatura baja, pelo ondulado y una ropa más grande que su personalidad, tuvo la difícil tarea de capturar todas las miradas de losespectadores. No le quedó grande, puesto que todos aplaudían sus actuaciones, y sostenían su mandíbula y estomago cada vez que este joven estudiante se pronunciaba. El don de la palabra al parecer hasido el gran talento que Dios le regaló.
Desde el occidente colombiano, mostrando toda la cultura, diversidad, y riqueza de la región pacifica, también hizo su intervención una joven del Chocó, dedescendencia afro-colombiana, orgullosamente negra, su nombre es Sofía Rodríguez Caicedo, aproximadamente de unos 22 años de edad, vestía una pollera de color blanco con la que representaba el folclor ylas tradiciones de su pueblo, y la esperanza de obtener la paz tan anhelada por un territorio golpeado por la violencia. Junto a su baile y sus rimas expresaba el profundo respeto y sentido depertenencia que se le debe tener a la tierra, a la vida y a Dios.
Las mezclas y efectos de un disc jockey que acompañaba a Juan Camilo y Sofía dieron vida a sus actos, mientras que se pintaba en losrostros hasta de la persona más seria, una tierna sonrisa. Las palabras, versos y cuentos hacían soñar a la gente con un mundo mejor, en el que no matan, por ser hincha de otro equipo, un espacio en...