Crónica
La alegría de un nuevo día se abría y con él los primeros reflejos de luz. Son las 5 de la mañana, hora en que inicio mi trasegar. El presuroso momento de aquíy de allá, me hacen sentir la grandeza de Dios en todas sus maravillas.
Es un día fresco y tranquilo del mes de mayo, el entusiasmo de hacer cosas diferentes en el aula de clase arrullaban mipensamiento. En cada segundo, mi mente organizaba las ideas que harían el sendero en el camino. Trabajaré al máximo hasta la media mañana- pensaba, porque después, mi compañera y yo nos dispondremos adejar todo listo para la celebración del día de las madres dentro de tres días.
A 15 minutos del casco urbano, en una verde montaña enardecida del municipio de Convención, como camino al cielo por lasaltas cuestas, está la vereda Tronqueros. Mi esposo, mi dulce compañero, alista la moto y nos disponemos a salir.
Son las 6:30 a.m, la brisa de la mañana, el canto de los pájaros, el aroma ayerba húmeda, ese aroma inconfundible me indican que he llegado. Con un efusivo abrazo y un beso me despido de mi esposo, deseándole un buen día.
Era temprano aún, tímidamente la mañana empieza apintarse de colores. La soledad en la escuela me produce angustia, en medio de montañas espesas y árboles gigantes me imagino peligros y los ruidos se hacen raros. De pronto, un súbito momento denostalgia me invade al pensar en los sacrificios de los niños que viven distantes y ayudan en los menesteres de la finca: alistar leña, dejar corrales limpios, sacar el café, regar los semilleros, sonalgunas actividades que retrasan su llegada a la escuela.
Pocos minutos después escucho la moto que trae a mi compañera de trabajo. La saludo entusiasta y hablamos sobre los preparativos y elensayo de los actos. Estamos de acuerdo en comprar algunos garrafones de vino, buena torta y suficientes pasabocas. Luego, con los niños que van llegando nos disponemos a iniciar la jornada.
Pasadas...
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