Crónica
Un poco más abajo veo un racimo de prostitutascustodiando la calle 18. Con mi libreta en la mano me hago junto a ellas y les pido que, por favor, me digan qué tal estuvo el año, que me cuenten si mejoraron, si sienten un progreso en sus finanzas.Una de ellas, malencarada y mirándome con desconfianza, me dice: Las encuestas son para los ricos. Nosotras nunca aparecemos ahí. Todas estamos más pobres, más enfermas, no tenemos con qué pagar unapieza y a muchas de nosotras nos tocó entregar a nuestros hijos al Instituto de Bienestar Familiar. Saque usted las conclusiones.
Les doy las gracias y me despido un tanto avergonzado. Deambulo por elcentro unos minutos hasta llegar a San Victorino. En una esquina veo a un vendedor de ollas, trastos de cocina y cepillos caseros. Espero a que esté solo y le pregunto cómo estuvo el año, si susingresos mejoraron durante los últimos meses. Hace un gesto de congoja y me resume: Ay, hermano, mire, cada día esto está más duro, la gente pide más rebaja, compran menos y no alcanzo a llevar a micasa ni siquiera lo de la comida completa. Es berraco ver a los hijos de uno aguantando hambre.
En una esquina, muy cerca de la carrera décima, veo una fila de mujeres y me acerco a preguntar de qué setrata. Son entrevistas para trabajar en un restaurante popular. Se necesitan una cajera, cocineras y meseras. Le pregunto a una señora de edad qué tal estuvo el 2005. Se sonríe con desdén y me...
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