Cr nica Kevin G mez
Escribía mi carta pidiéndole al niño Dios el play station 2, del que tanto le hablaba a mi
madre. Mi casa, adornada como es tradición en los barrios populares,decorada desde su interior
hasta afuera como era rutina cada año.Mi familia conformada por personas aguerridas. Mi
madre, una mujer trabajadora, la cual nos contaba a mi hermano de 10 años y a mi que todo lo hacía con un sólo propósito, sacarnos adelante.
Llegaron las 12 de la noche, era el año 2006, no era una fecha cualquiera, se sentía un ambiente inimitable en la ciudad de Medellín, se notaba que había llegado la navidad.
Desperté, por mi capricho me asomé a vislumbrar el espectáculo, la ciudad brillaba como un diamante, desde niños hasta adultos se encontraban observando el cielo iluminado por los
juegos pirotécnicos. En las calles se percibía entusiasmo, principalmente en el Barrio Tejelo.
Mi tío Jorge no tardaba mucho en aparecer con su paquete de ‘’Papeletas’’, vecinos y extraños se reunían en las esquinas del Barrio a tirar pólvora.
Al transcurrir los días, se llegan el 7 y 8 de Diciembre más distinguidos como los días de las velitas. Dos días tan peculiares en los cuales me reunía con mis amigos a construir la
‘’Candelada del Diablo’’, la cual elaborábamos con una tapa de gaseosa, la esperma de las
velas, algunas piedras y lo que nos quemaba las cejas...Nuestra saliva.
Pasaban los días y esperaba con afán las novenas navideñas.
Al arribar este día, en mi habían unas ganas enormes de estar en dicho acontecimiento.Se aproximan las 7 de la noche, buscaba mi ‘’maraca’’ la cual el padre nos pedía que llevaramos
o sino regalo no me daban.
Llegan las 7 de la noche y me dirijo hacia la Iglesia ubicada en el Barrio. Al entrar, encontré gran cantidad de conocidos y desconocidos con un sentir idéntico al mío. Cantábamos sin
cesár, al finalizar la celebración todos para sus hogares disfrutando los dulces que la Iglesia ...
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