crac del 94
Ya en el bar la discusión eventualmente gravitó de regreso hacia elcurso de economía y el examen de opción múltiple y esperanza negativa que acababan de presentar. La discusión sobre demandas agregadas y restricción presupuestaria atrajo la atención de otros clientes del bar. Un hombre treintañero perfectamente trajeado y con indudable exceso de alcohol en las venas se acercó al grupo de estudiantes con curiosidad. Cuando supo que se trataba de jóvenes estudiantes deeconomía llamó a su compañero, otro hombre trajeado y borracho que estaba en su mesa, juntos los veían con ternura y empezaron a hablarles con un dejo de condescendencia. El argumento central de su plática se resume en dos frases repetidas varias veces, como sólo los borrachos saben repetir algo: “todo vale madres; “antes se cuidaba a este país”. En el momento de mayor emotividad etílica, uno delos trajeados señalaba insistentemente en dirección del viejo edificio de pesos y medidas: “Ese lo construyeron en el porfiriato, cuando a este país se le defendía”. La última frase que los estudiantes del CIDE escucharon requeriría algunas semanas para cobrar sentido: “Debimos declarar default”.
Ese viernes las reservas internacionales del Banco de México, ubicado a una cuadra del Bar Mata,habían perdido 855 millones de dólares. Las autoridades financieras del nuevo gobierno habían ya decidido ampliar en un 15% el límite superior de la banda de flotación del peso, es decir, permitir que el peso perdiera valor de forma más rápida para tratar de cerrar la salida de divisas. Durante sábado y domingo no habría mucho que hacer en el Banco de México, sino esperar que el deslizamiento delpeso ese viernes fuera suficiente para convencer a los mercados que la política cambiaría del gobierno era sostenible. El lunes 19 de diciembre la pérdida de reservas fue de 701 millones de dólares. Para el martes 20, la cotización del dólar había pasado de 3.46 pesos por dólar a 3.94, lo que significaba que ya había alcanzado el límite superior de la nueva banda de flotación. Pero para mantener alpeso dentro de ese límite el Banco de México sólo tuvo que reducir sus reservas en 90 millones de dólares. A 20 años de distancia, el entonces secretario de Hacienda, Jaime Serra, recuerda que a pesar de estar consciente de que el problema tomaría tiempo para arreglarse, la calma de ese martes alimentó un vago optimismo. Ese optimismo se derrumbó el miércoles 21 de diciembre cuando los mercadosatacaron de nuevo: la pérdida de reservas fue de cuatro mil 543 millones de dólares en un solo día. No hubo banda de flotación que aguantara una pérdida de casi el 44% de las reservas. La conclusión era obvia, el mercado ya había decidido que la política cambiaria del gobierno era insostenible y no hubo más remedio que dejar a un lado el tipo de cambio programable y dejar flotar al peso. Para el...
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