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EL EXTRAÑO Y EL GATO PARLANCHÍN Parte 1

Fue una gran coincidencia o un gran milagro para el pequeño Damián que el sol saliera de entre las espesas y grises nubes que pintaban el cielo, nubes que tenían escrita la palabra “Tormenta” y que como arte de magia desaparecieron para dar paso a un sol que brillaba en todo su esplendor. Ahora que el clima era perfecto, se colocó sus pantaloncillos, sevistió con su camisa favorita, y ato sus agujetas, pero antes de salir por la puerta, tomo su pelota roja, la cual moría por estrenar.

En el parque los niños corrían, jugueteaban y reían. Las madres como siempre leían y vigilaban a sus hijos desde las bancas. La pelota giraba y volaba por los aires. Ninguna pelota se le comparaba, ninguna podía rebotar tan alto. Después de algunas horas dejuego, el calor y la tierra levantada causaron que se secara su garganta, pero el pequeño Damián estaba más que preparado. Se recostó en la sombra de un árbol, y de su mochila extrajo un termo, con el cual se refresco hasta que su barriga se llenó. Hurgo en sus bolsillos hasta dar con las golosinas que guardaba para ocasiones especiales, las cuales estaban ya algo derretidas por el calor, cosa quepoco importo, ya que en pocos segundos las había devorado todas, e inclusive había lamido sus dedos, porque como él decía “No se debe desperdiciar ni un poco cuando se trata de chocolate”. El viento soplaba y hacía revolotear su rizado cabello, su vista se veía complacida al mirar el cielo, y sus ojos se entrecerraban mientras se relajaba en el refugio de aquel árbol. La pelota rodo a causa de labrisa, y llego hasta sus manos, la levanto y la miro. El acabado rojo brillante del hule hacía el efecto de un espejo. Se miró el rostro y rio mientras hacía extrañas caras. Era como estar atrapado en un mundo totalmente rojo “Rojo como en casa” Pensó. Aun mirando el reflejo del hule, pudo observar como a sus espaldas unos pequeños arbustos se agitaban, y de entre ellos asomaba un gato blanco quehacía ulular su peluda cola. Se giró rápidamente para apreciar con sus propios ojos al pequeño felino.

— Hola gatito —Le dijo mientras se acercaba a él— No tengas miedo…mi nombre es Damián… ¿Cuál es el tuyo?
— Mi nombre es Spooky —Le respondió el gato— Mucho gusto Damián.
El niño se talló los ojos, y volvió a mirar al gato. No daba crédito a lo que acababa de escuchar.
— ¿Has dicho algogatito? —Pregunto fascinado.
— Pero claro ¿acaso no has escuchado bien lo que he dicho?
— Sí, es solo que mis padres dicen que los gatos como tú no pueden hablar.
— Pues eso es porque no todos podemos, solo algunos, y yo soy uno de ellos. Pero tienes que entender que no todos pueden escucharnos, en realidad solo algunos niños pueden. Solo los niños especiales.
— ¿Especiales? —Pregunto el niño.— Si, especiales. Solo aquellos niños especiales son merecedores de un gran premio, y nosotros los gatos Parlanchines, somos los elegidos para entregar a esos niños su regalo.
— ¡¿Regalo?! —Dio un pequeño brinquito y soltó una gran sonrisa.
— Si, Regalo, así que pequeño Damián, sígueme para poder entregarte tu premio.
— Yuuupiiiii —Exclamo Damián.

El niño siguió al gato, cruzaron losarbustos, y caminaron por entre los columpios, entre más caminaban, más se alejaban de los otros niños, y de las madres que servían de centinelas.
— Por aquí Damián —Dijo el gato.
— ¿Allí? —Pregunto el niño con horror al ver que estaban frente a una gran camioneta— No lo sé Spooky, mis padres dicen…
— Oh Damián —Interrumpió el gato— Los padres dicen eso para que no puedas tener tu gran dotaciónde golosinas.
— ¡Golosinas! —Dijo excitado— ¡¿En verdad?!
— Claro…después de ti.

El niño subió al vehículo y las puertas se cerraron violentamente. Una venda cubrió sus ojos, y una gruesa cinta tapo su boca, el motor rugió, y el auto acelero a toda velocidad. En todo el camino intento gritar, pataleo y se zarandeó como pudo, pero todo fue inútil. Ya estaba totalmente exhausto para cuando...