criminologia

UNIDAD 3: VIGILANCIA Y CONTROL

Tanto frente a la ley penal, entendida como criminalización primaria que establece pragmas de conflicto en su horizonte y fija la conducta reprochable o prohibida, como frente a la criminalización secundaria entendida como la práctica encargada de segmentar la aplicación concreta de ese programa criminal, los individuos componentes de una sociedad reaccionanen consecuencia de ese saber prohibido específico en la norma y se condicionan mucho más allá de la propia letra de la ley y del horizonte coercitivo que sus términos conllevan.
El mandato de prohibición de la ley es acotado a un objeto. No obstante, ese control que origina se ramifica y permite que se expanda más allá de la propia conducta prohibida.
Frente a ello, se encuentra el individuoque no sólo recibe el control que emana de la norma, sino también de la fuerza coercitiva que impregna en su conciencia la idea y el poderío de ese control.
Esta conformación social ha venido asentándose desde el siglo XVIII, y reconoce sus orígenes en diversas prácticas que se remontan inclusive al siglo XII. La transformación de la penalidad del cuerpo al alma, por un lado, y la necesidad dereformular el discurso penal, en busca de mayor legitimidad, son causas que han legado la estructura de vigilancia y control “moderna” que llega a nuestros días.
En este sentido, Michel Foucault atribuyó a tres grandes momentos el cambio en la penalidad a través de la tortura, símbolo de la desmesura de poder desplegada por el monarca en el cuerpo del criminal.
El primero, entonces, se vinculacon el descontento generalizado del pueblo, frente a la idea de vinculación entre el supliciado y uno mismo. Esa empatía encontró que aquél otro podría ser yo: “...no hay acusado que no muera acusando la miseria que lo condujo al crimen”. Es que aquel respecto del cual la turba pedía los tormentos con vehemencia, ahora generaba identificación con el público, con las causas del crimen, con elcriminal y con la queja que partía de sus gritos de piedad1. La idea de alteridad con el sujeto penado se diluye frente a la ruptura de esa otredad hasta entonces imperante2.
Las penas encontraban distinta entidad entre las clases sociales y esas prácticas de la justicia comenzaron a no ser toleradas por el público en el patíbulo y la agitación comenzó a hacerse sentir entre los gobernantes. Pena demuerte para el hurto doméstico o robo simple, e indulgencia para el asesinato de un párroco por parte de un noble. Esta realidad generaba la indignación de las clases bajas y su creciente disgusto. “La pena de muerte por este delito [hurto] suscitaba mucho descontento, porque los criados eran numerosos, porque les era difícil en tal materia probar su inocencia, porque podían ser fácilmentevíctimas de la malevolencia de sus patronos y porque la indulgencia de algunos amos, que cerraban los ojos, hacía más inicua la suerte de los sirvientes, acusados, condenados y ahorcados”3.
A raíz de esta conmoción social, una segunda etapa de intranquilidad permanente trastocó la administración del castigo. En el decir de Foucault, aquel gran espectáculo de las penas corría el riesgo de ser vueltodel revés por los mismos a los cuales iba dirigido. Los días de ejecución, se suspendían las jornadas laborales, se enardecían las discusiones en la comunidad, los insultos y agresiones a la autoridad, y las constantes acciones para salvaguardar al condenado.
De manera que la brutalidad de los tormentos, cuyo fin tenía por objeto demostrar el poder del monarca y crear la atmósfera de control através de la desmesura en la respuesta punitiva, comienza a tener el efecto adverso, de solidaridad entre las clases más castigadas y ciertos criminales señalados, designados e identificados bajo el signo de una estructura social vertical, estratificada, cargada de privilegios y desigualdad.
En este contexto, la influencia de la corriente ilustrada proponía e instalaba limitaciones al ejercicio...