Crisis Del Estado Y El Desborde Popular
LA EXISTENCIA de dos Perúes paralelos no es un fenómeno reciente. Por un lado el Perú Oficial de las instituciones del Estado, los partidos, la banca y las empresas, los sindicatos, las universidades y colegios, las Fuerzas Armadas y la Iglesia; de los tribunales, la burocracia y el papel sellado; de la cultura exocéntrica. Y, por el otro, el PerúMarginado: plural y multiforme; del campesinado y la masa urbana, de las asociaciones de vecinos, los cabildos tradicionales, las rondas y los varayoc; de los talleres clandestinos, los ambulantes y las economías de trueque, de reciprocidad y de mera subsistencia; de los cultos de los cerros, la espera de Inkarrí y la devoción a las santas y beatas no canonizadas; el Perú que conserva, adapta yfusiona innumerables tradiciones locales y regionales; bilingüe, analfabeto y a veces monolingüe quechua, aymara o amazónico. Este contraste, gestado desde los primeros tiempos de la Colonia, se prolonga hasta avanzado el Perú Republicano.
Los centros coloniales de concentración del Perú Oficial, privilegiado por ser el representante de la cultura
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del conquistador, fueron lasciudades. En ellas; residencia de españoles, criollos y mestizos, se constituyeron las bases de un mundo político, económico, religioso y cultural que, articulado desde la metrópoli, creó una imagen de unidad. Con una presencia insignificante de los representantes del pueblo conquistado y manteniendo con el Perú rural, plural y multiforme de los campesinos, apenas relaciones de explotación ydependencia señorial, el mundo de las ciudades pudo durante largo tiempo incubar la ilusión de ser el depositario de la identidad y del poder. Lima, en oposición al Cusco del Tahuantinsuyo, se constituyó desde esa época en corazón y símbolo de esa ilusión de identidad.
El Perú Republicano heredó esta tradición centralista del Perú Oficial. El Estado Criollo, surgido de las guerras de la Independencia,sin realizar mayores intentos de incorporarse al resto del país definió su propia identidad como Estado Nacional, sobre la base del supuesto implícito de que la nación era el mundo oficial de las ciudades; de que su relativa unidad cultural e institucional, eran la misma unidad de la nación y de que el ajeno universo de las mayorías que persistía más allá de las ciudades representaba apenas unamarginalidad intrascendente, a la que tarde o temprano, el desarrollo de la civilización haría desaparecer. La existencia de una estructura real que concentraba los poderes y las participaciones en el monopolio exclusivista de las clases urbanas daba visos de realidad a esta ilusión.
El derrumbe de la economía oficial del país, como consecuencia de la derrota de 1879, dio comienzo alresquebrajamiento ideológico de la ilusión de identidad. La participación decisiva del campesinado en la Campaña de la Breña trajo a primer plano la existencia de un Perú que, aje
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no al mundo urbano, se reclamaba tan peruano como éste. El desarrollo de las plantaciones azucareras y algodoneras de la costa, convirtió a parte de ese campesinado marginal, en actorprotagonista de la economía oficial, al tiempo que loproletarizaba desplazándolo hacia una condición urbana y semi-urbana. Los ideólogos de la época redescubrieron el "Perú Indígena" y sacaron a la luz una identidad alter-nativa: se hicieron los portavoces de una "nación incásica". Pero aunque sus reflexiones reclamaron al Perú Oficial a la conciencia de que su monopolio se encontraba amenazado,no llegaron a cristalizar acciones eficientes de transformación. El Perú había cambiado poco desde los tiempos de la colonia. Las ciudades seguían siendo reductos privilegiados de criollos y mestizos viviendo una cultura de casi exclusiva raíz europea y concentrando los instrumentos del poder. Las masas rurales marginadas seguían siendo ajenas a toda verdadera participación.
Sin embargo, dos...
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