Crisis Economica 1994








Carta Desde Washington: El Pánico Y Las Quiebras: Un Relato
Publication: Revista Nexos
Provider: Nexos Sociedad, Ciencia y Literatura, S.A. de C.V.
February 1, 1995



Nora Lustig. Economista. Investigadora de la Brookings
Institution de Washington.
Quisiera empezar por hacer una confesión. Como tantos otros,
no pensé que México se vería enfrentado a una crisis
financiera. En primerlugar, no pensé que el gobierno se iba
a enfrentar a la situación sin salida de tener que admitir
una devaluación del peso impuesta por el mercado. Siempre
imagine que si esa situación estuviera cercana, la
experiencia en el manejo económico la impediría (subiendo
tasas de interés, por ejemplo) o llevaría a las autoridades a
tomar la delantera: una modificación en la banda superior en
el marco deun programa económico coherente, tanto en el
plano macroeconómico como de la reforma estructural y con
algunos elementos de compensación a los inversionistas por el
"madrazo", a través de un programa de privatizaciones,
reformas estructurales y reglas del juego claras para el
desempeño futuro.
Quizá la lección más importante que nos dejó la devaluación
de diciembre de 1994 es que prácticamentenadie entre los
economistas que habían estado analizando la situación de
éxico en los centros académicos o en las instituciones
ultilaterales, mismos que recomendaban devaluar para
corregir los desequilibrios de balanza de pagos, anticipó la
agnitud de la reacción de los mercados financieros. A los
pocos días de que se anunció la flotación del peso (que, como
vimos, no pudo "flotar" sin salvavidas),conversé con un
amigo que a la sazón se encontraba trabajando en el área de
análisis de América Latina de una de las casas importantes de
Wall Street. Me desconcertó la agitación y enojo con que
reaccionó frente a la devaluación, sobre todo porque no
pensaba trabajar en Wall Street más allá de enero, ni tenia
inversiones personales en pesos. Su mensaje fue: "El gobierno
de México devaluó apropósito; fuimos engañados". Mi
respuesta fue que me parecía difícil que alguien, salvo que
tuviera tendencias agudas de masoquismo, se auto-infligiera
semejante golpe; que un gobierno entrante pusiera en riesgo
su credibilidad de manera voluntaria resultaba poco factible.
Haya sido a propósito o no, me advirtió, la devaluación
llevaría a que los inversionistas extranjeros salieran en
asa del mercadofinanciero mexicano y de otros mercados del
undo en desarrollo. Pensé que era una exageración. Bueno,
sí, durante un par de semanas el enojo y la incertidumbre
llevarían a una salida adicional de capitales, pero una vez
que se anunciara el plan económico del gobierno, los mercados
se calmarían. Sobre todo, Pensé entonces, se tenía el
respaldo del primer paquete de swaps por 18 mil millones de
dólaresy ello debiera servir para tranquilizar a los
ercados sobre la capacidad de México para hacer frente a sus
obligaciones en dólares. En particular, para redimir los
famosos tesobonos.
Sin embargo, mi optimismo sobre la capacidad de pago de
éxico no era compartido por los mercados financieros
internacionales. La semana siguiente a la devaluación, recibí
varias llamadas de agencias de noticiasfinancieras que -
reflejando una inquietud de Wall Street- me preguntaban si
éxico iba a instrumentar un control de cambios y declararía
la no convertibilidad del peso. Siempre contesté que el
gobierno de México no tomaría semejante decisión de manera
voluntaria. Probablemente no había medida económica a la que
ás se opusieran los integrantes de esta administración,
sobre todo del gabinete económico.Pero la pregunta siguiente
era si México contaba con los recursos financieros
suficientes para evitar la adopción de esa medida o se vería
forzado por las circunstancias.
El día 10 de enero, cuando en la subasta de tesobonos que
ofrecía 19% de interés en dólares (mientras la tasa de
rendimiento en Estados Unidos es de alrededor de 8%), sólo se
pudo colocar un 10% de los tesobonos, la posibilidad...