Crisis en grecia
El plan contempla una reducción del déficitpresupuestario griego, que pasaría del actual 12,7% del PIB al 2,8% en 2012, prometiendo, además, inmediatamente, un recorte del 10% en el presupuesto ministerial, una congelación de las contrataciones de funcionarios públicos, la abolición de distintos impuestos directos y un incremento de la fiscalidad indirecta. Y por si eso no bastara, el primer ministro socialista George Papandreu anunció ayer, en undramático discurso televisado a la nación, ulteriores medidas de austeridad sin precedentes, entre ellas, el aumento inmediato de los impuestos a los carburantes, el aumento de la edad de jubilación y recortes en la remuneración de los empleados públicos que significarán una disminución del 10% del salario para la mayoría de funcionarios del Estado, y del 40% en el caso de los académicos. Como en GranBretaña, las universidades reciben el primer golpe; la tan cacareada “economía del conocimiento” no es óbice para considerarlas un lujo de todo punto secundario.
Y todo eso va a ponerse por obra en el país más pobre de la vieja Europa, que cuenta con un desempleo juvenil del 25%, con un crecimiento estancado y con sus tradicionales sectores de la industria naviera, el turismo y la construcciónsometidos a una indecible presión. Esas medidas cerrarán el círculo vicioso de creciente desempleo, menguantes ingresos fiscales y políticas económicas sometidas al capricho de la especulación en los mercados financieros. Empujarán a un país que se halla ya en profunda recesión al abismo de una depresión duradera y sin salida.
“Grecia se halla en el ojo del huracán de una tormentaespeculativa”, lamentó Papandreu en su comparecencia televisiva. Se estaba refiriendo a la degradación de la calificación del crédito griego por parte de tres empresas privadas de valoración de riesgos –ninguna de las cuales está sometida a control o supervisión algunos— y a la consiguiente especulación en los mercados en torno a la deuda pública griega destinada a financiar el déficit, especulación que elevólos tipos del empréstito soberano griego un 4% por encima de la línea de base. Se trata de una repetición intensificada del ataque que lanzó Soros contra la moneda británica en 1992 (que llevó al Reino Unido a su humillante salida del Mecanismo Europeo de Cambio) y del ataque de los especuladores a la banca británica en 2008. Y es índice capital de una desdichada situación galanamente aceptada porla Unión Europea y los gobiernos: un puñado de megacapitalistas fondos de cobertura hedge, que ya se han cargado con esa práctica a grandes bancos, apuesta ahora a la bancarrota de un país en la esperanza de que la propia apuesta ayude a cumplir la profecía y les permita ganar posiciones de amplio, Grecia se está convirtiendo en un experimento para la nueva fase de la corrección de curso que elneoliberalismo se propone realizar en la estela de la crisis económica y financiera. Las medidas fiscales e impositivas de “estabilidad” vienen a continuar un conjunto de dogmas económicos milagreros que, aun si quebrados en 2008, siguen dominando el mundo mental de los dirigentes políticos europeos. La magia negra de la privatización, la desregulación y la financiarización ha sido teóricamenterechazada por muchos fieles de la primera hora, pero todavía impera en los ambientes de unas cuantas escuelas de negocios de elite y en la Comisión Europea.
Obama lanzó el año pasado un estímulo fiscal de 787 mil millones de dólares, que incluían recortes fiscales, expansión de la cobertura del desempleo e incremento del gasto en educación, sanidad, infraestructuras y sector energético; la...
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