Crisis
Lo cierto es que responder esa pregunta tan simple es bastante complicado, seguramente porque cada indignado e indignada que transita durante algunas horas por esas plazas quiere cosas particulares, no siemprecoincidentes y a veces contradictorias con las de sus compañeros. Pero hay un sentimiento común: el de que el actual sistema político no representa sus intereses, sino que está supeditado a los grandes intereses económicos. Por debajo de todo ello hay un deseo básico y primario: los jóvenes españoles sienten que el actual sistema económico les está cerrando puertas y condenando a una precariedad crónica,y lo que quieren es cumplir las expectativas que sus padres alimentaron en ellos: tener un trabajo digno con un salario suficiente, tener un piso, un coche, una familia, unas vacaciones pagadas cada año... en suma, vivir al menos tan bien como sus padres, y si se pudiera mejor. Un deseo completamente razonable en una sociedad que ha visto que durante más de cien años, con los baches de lasguerras, cada generación ha vivido mejor que la anterior.
Que la política está supeditada y es subsidiaria de los intereses económicos hace mucho que es así (lean el frontispicio del Acorazado Aurora), pero que nadie busque a los grandes conspiradores del Nuevo Orden Mundial. Detrás de los grandes fondos de inversión hay, ciertamente, los viejos nombres de los Goldstein que en el mundo han sido, perotambién los gestores de los fondos de pensiones que permitirán redondear la jubilación a nuestros padres e incluso a nosotros. Detrás de las empresas que recortan costes y despiden al personal están los orondos y satisfechos empresarios, pero también está el yo consumidor que protesta si no le regalan su móvil nuevo con un plan de puntos y 50 euros en llamadas. Detrás de los bancos y cajas quehincharon la burbuja inmobiliaria española y que ahora no conceden créditos a las pequeñas y medianas empresas están los rapaces miembros de los consejos de administración, pero también está el yo inversor que reclama un interés de como mínimo del 4% o si no se lleva el dinero a otra entidad, mientras que el yo hipotecado se queja de que le suben los intereses (como genialmente ilustró Pedro...
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