Cristianismo
La familia de Gregorio era hondamentecristiana. Sus padres, el senador Gordiano y la noble Silvia, están emparentados con los Anicios. El palacio familiar se asienta en las estribaciones del monte Celio, en medio de un mundo lleno de recuerdos de la Roma del Imperio y de la primitiva Roma cristiana. Entre sus antepasados se encuentra el papa Félix III (483-492). La Iglesia venera en los altares a varios miembros de su familia. Su padre sededicó al fin de su vida al servicio de la Iglesia como regionario. Su madre pasó los últimos años en el monte Aventino, en absoluto retiro. Sus tías Társila y Emiliana consagraron a Dios su virginidad. En las homilías que pronunció durante su pontificado, se complace en recordar el ejemplo de sus santas tías vírgenes. Ambas y sus padres figuran en el catálogo de los santos.
San Gregorio se formóen las escuelas de su tiempo. Por causa de las guerras habían decaído del esplendor logrado siglo y medio antes con Marciano Capella y casi aquellos mismos días con Casiodoro. Cursó derecho. De él quería hacer Justiniano la base necesaria de la unidad religiosa, política y territorial del Imperio. La formación jurídica de San Gregorio es profunda. Su alma severa y equilibrada encontró en ella unamagnífica preparación para sus futuras e insoñadas actividades. Su formación literaria es menos brillante. Aún se trata en los centros universitarios de realizar el tipo ideal del orador, siguiendo las preceptivas de Quintiliano, y de Cicerón. En cambio, la formación bilingüe grecolatina ha desaparecido totalmente en el siglo VI. El Santo no llegó a aprender la lengua griega, ni durante su largaestancia en Bizancio. Al terminar la carrera fue nombrado pretor (¿prefecto?) de la urbe. Eran tiempos de inseguridad y de guerras permanentes. Durante su niñez asistió a la entrada de Totila en Roma (546), a la cautividad de los romanos en Campania, a los asaltos de los godos a la ciudad en 549, a los últimos juegos circenses en el Circo Máximo, que Totila, con regia liberalidad, ofreció al puebloromano al tiempo de despedirse. Gregorio vivió con intensidad la tragedia desgarradora de Italia, arrasada por las invasiones de los lombardos, y de Roma en ruinas. Aún hoy impresionan las descripciones de San Gregorio, de Pablo Diácono y de otros historiadores. "Por todas partes vemos luto —dice el Santo—, por todas oímos gemidos. Las ciudades están saqueadas; los castillos, demolidos, latierra, reducida a desierto. En los campos no quedan colonos ni en las ciudades se encuentran apenas habitantes... Los azotes de la justicia de Dios no tienen término, porque tantos castigos no bastan a corregir los pecados. Vemos a unos arrastrados a la esclavitud, a otros mutilados, a otros matados... ¡A qué bajo estado ha descendido aquella Roma que otras veces era señora del mundo! Hecha añicosrepetidamente y con inmenso dolor, despoblada de ciudadanos, asaltada de enemigos, convertida en un montón de ruinas... ¿Dónde está el senado? ¿Dónde el pueblo?... Ya por ruinas sucesivas vemos destruidos en el suelo los mismos edificios..." Gregorio trabajó con entusiasmo juvenil en su quehacer político. Pero no encontró en sus quehaceres temporales la satisfacción que deseaba. Así comenzó a...
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