Cristo roto

¿QUIÉN TE PARTIÓ LA CARA?

Sacerdote: Cristo, mi Cristo, yo había oído muchas veces esta amenaza en labios palpitantes por el odio: "¡TE VOY A PARTIR LA CARA!" Y siempre pensé que todo suelequedar en un simple puñetazo, una bofetada, una cuchillada en la mejilla. Sólo en Ti se ha cumplido literalmente la brutal amenaza, te han partido la cara de un solo golpe.
Yo te la hubiera restaurado,pero tú me lo prohibiste.
Por eso me dedico en un juego de fantasía y cariño, a restaurársela espiritualmente, colocando sobre su cabeza sin facciones, las caras que para mi Cristo, ha soñado elarte universal. Consumo en este juego, museos, colecciones, galerías, catedrales, pinacotecas. Todo va pasando por el vacío de su cara en un desfile lento, y me siento Velázquez o Juan de Meza, con unpatetismo barroco, o Montañés con olímpica belleza, o Leonardo, de infinita tristeza.
Pero desde hace unos días, he tenido que renunciar también al consuelo de este juego, el Cristo roto, es terribleen su exigencia, no concibe treguas, y me lo ha prohibido también. Yo creí al principio que le gustaba, al menos lo toleraba silencioso, hasta que un día me interrumpió severamente.

Cristo:¡BASTA! No me pongas ya más caras, he tolerado tu juego demasiado tiempo. ¿No acabas de comprenderlo? No me pongas más esas caras que pides de limosna, al arte de los hombres. ¡Quiero estar así, sin cara!Prometiste que jamás me restaurarías… a no ser, que quieras ensayar otro juego, ponerme otras caras. Esas… sí las aceptaré.

Sacerdote: ¿Cuáles señor? Te las pondré enseguida. Dime qué caras y te laspongo.
Cristo: Temo que no lo entiendas, incluso que te escandalices como los fariseos. Me refiero a otros rostros, pero reales, no fingidos como los que inventabas y que son también míos, como elque me cortaron de un golpe.
Sacerdote: Ahh, ya creo adivinar Señor, te refieres a las caras de los santos, de los apóstoles, de los mártires…
Cristo: Esas caras en verdad, son mías. Nadie me...