CRITICA LITERARIA
Juan Andrés Pina, periodista y crítico de teatro (1953).
Quizá una de las críticas más severas y mejor fundadas que el teatro chileno ha recibido en los últimos anos es aquella de que no ha sabido crear una generación de dramaturgos de relevo a la que en 1950, aproximadamente, surgió y se desarrolló. Culpa del mismo teatro o culpa delos tiempos que corren, el hecho es que Chile ha sido incapaz de entregar creadores de estatura que logren igualarse al movimiento creativo del 50, que cambio en lo esencial las aguas dramáticas de nuestro teatro, y produjo uno de los momentos más álgidos que se recuerden. La mayoría de estos dramaturgos siguen escribiendo y sus obras continúan teniendo gran importancia.
Autores que empezaron aescribir y estrenar por aquellos años: Gabriela Roepcke, Fernando Cuadra, Fernando Josseau, Sergio Vodanovic, Egon Wolff, María Asunción Requena, Isidora Aguirre, Luis Alberto Heiremans, José Chesta, Jorge Diaz, Alejandro Sieveking, Jaime Silva. Muchos de ellos todavía siguen escribiendo y nutriendo en la mayoría de los casos una dramaturgia nacional escarbadora de nuestros problemas. Egon Wolff seencuentra en esta línea con sus dos estrenos producidos en los últimos meses, surgidos después de casi siete años de silencio. El caso de Wolff es interesante en este grupo por presentar, quizá mas que ninguno, una férrea y disciplinada coherencia temática y una de las más claras evoluciones entre los autores chilenos.
La Generación Teatral de 1950 es la primera que con verdaderas armas dramáticasenfrenta una obra de teatro, diseña a sus personajes, consigue el desarrollo de conflictos coherentes que no contengan excesivo ripio. Esto mismo los lleva a configurar dramas y personajes que están lejos del estereotipo y la maqueta, alejandose del maniqueísmo tan presente en nuestra historia teatral. Atendiendo a sus contenidos, estos dramaturgos se preocupan por los temas sociales y políticos enforma conjunta y curiosamente sin ponerse de acuerdo previamente. Los conflictos entre generaciones -Vodanovic-, las lacras sociales -Isidora Aguirre-, las injusticias, humillaciones y el absurdo de la condición de ciertos componentes de la sociedad -Diaz, Josseau-, el alto mundo de los corrompidos, la decadencia de ciertas clases pretendidamente aristocráticas, la descomposición moral dedeterminados grupos -Vodanovic, Wolff-, son temas permanentes y tratados con hondura y seriedad, intentando, también, bucear nuevas formas expresivas.
Estos dramaturgos desacralizan una sociedad en la que generalmente no creen, en sus ridículas y terribles instituciones que son tomadas como objeto de mofa, estudio y denuncia. Por lo mismo, los estilos realistas, criollistas, costumbristas y, en general,las tendencias que eran capaces de afrontar la realidad solamente desde una perspectiva determinada, son superados y criticados por estos autores. Unido a complejos fenomenos politicos, sociales, economicos y culturales, este grupo se ubica perfectamente en un sector del espectro nacional que ya por esos anos presentaba furibundos cambios.
Todo este conjunto de autores dramáticos de la época tienepor característica desenmascarar y poner en flagrante evidencia los personajes y sus instituciones. Wolff, con estas mismas banderas de lucha, intenta desarticular, mostrar la tramoya y el aparataje que hay detrás de sus protagonistas, sus falsedades y mentiras con las que se mantienen equilibrados en una cuerda floja y que de un manotón hace vacilar y al final echa por tierra.
Ya desde Mansiónde lechuzas, su primera obra estrenada en 1957, nuestro autor evidencio características que después se harían típicas a su teatro. Aquí el mundo anquilosado, falsamente ideal, restrictivo, y en el fondo sin vida, es atacado por un exterior que lo desequilibra y al final lo deja en evidencia, cambiándolo. La espontaneidad y el encuentro mutuo para la realización de los personajes es postulado en...
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