Critica a anales
Si la historia ha superado la función de relatar las batallas y los hechos de los "grandes hombres", la crónica meramente política, se lo debemos ciertamente a la escuela de "Annales", y al materialismo histórico. Corrientes historiográficas bajo cuya influencia e impulso se sentaron las bases (en los años 60 y 70) de la historia económica y social enEspaña, campo de investigación que ha dado quizás los mejores trabajos de nuestra historiografía, poniendo en evidencia las claves más profundas de nuestro devenir histórico. El tránsito tajante de la mejor historiografía francesa de lo económico-social a lo mental, lo antropológico, lo cultural, ha alejado a los historiadores españoles de Francia, en beneficio de las relaciones con el mundoanglosajón; conexiones intelectuales en todo caso necesariamente compatibles, dicho ésto desde la madurez de una trayectoria historiográfica nacional, propia.Durante la última década es notoria, si comparamos con el período anterior, la desconexión española con la historia que se hace en Francia, chocante incluso si la cotejamos con el interés cultural que todo lo español viene suscitando últimamente enFrancia. Desconexión que ha traído consigo un gran desconocimiento de la investigación allí realizada bajo el epígrafe de historia de las mentalidades, antropología histórica o historia cultural, situación que afortunadamente está empezando a cambiar. Vacio y desfase que por lo demás contradice, e incluso puede hacer peligrar, por mucho que una parte de dicha historia à la française sea -en rigor-merecedora de la crítica más severa, la pujanza hoy reconocida de la producción historiográfica en nuestro país.
Soviéticos y norteamericanos, italianos y por supuesto franceses, han celebrado en Moscú del 4 al 6 de octubre de 1989, con motivo del mencionado aniversario, el Colloque International: "Les Annales -hier et aujourd'hui-". Asimismo, el 19 de enero de 1990, "Le Monde" ha publicadovarios artículos que muestran la irradiación internacional de Les "Annales" soixante ans après: Carlo Ginzburg habla de renovación metodológica; Aaron Gourevitch escribe sobre Bolch, Febvre y la perestroika; y Natalie Zemon Davis preconiza como idóneo el intercambio, no la imitación, en las relaciones con la nouvelle histoire. Pero lo más interesante es la polémica que desde hace unos años envuelve laescuela historiográfica "Annales" y la reacción final de la revista, un sonado tournant critique, que en nuestra opinión abre, entre otras puertas, la posibilidad de una nueva y fructífera fase de intercambio entre las historiografías de ambos lados de los
Pirineos, sin resucitar viejos mimetismos a la vez que habremos de superar cierto prejuicio intelectual hacia lo francés, inconcebible enesta hora de construcción y unificación cultural europea.
Hace tiempo que la escuela de "Annales" es relativamente mayoritaria en Francia en el mundo de la investigación, de la Universidad o de las editoriales, de ahí que hayan surgido en su interior las críticas en principio más efectivas, de la mano -por ejemplo- de historiadores de la talla de François Furet y de Pierre Chaunu: un buencompendio de este tipo de críticas a "Annales", que abren paso al retorno de la historia más tradicional, es el libro de Hervé Coutau-Begarie Le phénomène "Nouvelle histoire", recientemente reeditado en el país vecino.
Todo indica que el intento de dar marcha atrás está fracasando, al menos en lo que respecta a las instituciones que materializan la herencia de "Annales": la revista y la Ecole des...
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