Cronica
El señor Adolfo Gallegos, un poblador de la Tomilla, tiene 45 años y se dedica a sus chacras, pero como ya es costumbre cada año espera el Domingo de Pascua para colaborarcon la Quema de Judas, siendo él uno de los anfitriones en esta fiesta. Su día comienza muy temprano cuando el y toda su familia se dirigen a misa en la Iglesia de dicha localidad pararecibir la bendición del párroco por el Domingo de Resurrección y luego en la misma plaza de la Tomilla se lleva a cabo esta tradición típicamente arequipeña que consiste en quemar aun muñeco hecho a semejanza de Judas, en cuya confección el señor Adolfo colaboró. Toda la gente se reune alrededor de la plaza, a excepción de algunos pocos que prefieren noparticipar, para escuchar atentamente la lectura del irónico testamento que es narrado por los anfitriones, entre ellos el señor Adolfo, quien hace gala de su picardía mientras procede a darlectura a aquellas frases bufonas entre las cuales se puede escuchar el nombre del alcalde de Cayma, de algunos dirigentes políticos, de futbolistas destacados de la localidad, así comode varios pobladores que durante el año resaltaron por buen o mal comportamiento. La gente ríe y se divierte, al mismo tiempo que algunos vendedores aprovechan la ocasión para trabajary ganar unos centavos, aproximadamente una media hora después se da lugar al esperado acto, uno de los encargados enciende el brazo del muñeco e inmediatamente todo el cuerpo empiezaa arder mientras se escuchan los estruendosos cuetes y demás pirotécnicos. Finalizado esto, la gente se dispersa y algunos se disponen a retirarse a sus hogares mientras otros sedirigen a algún restaurante de la zona para degustar el famoso caldo de pascua. El señor Adolfo Gallegos y su familia se retiran a su hogar para disfrutar de un agradable desayuno familiar.
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