Cronica

LUSTRANDO LA VIDA

Los zapatos solo se ajustan a nuestros pies cuando tienen realmente nuestra talla, a veces no se ajustan, así de sencillo, bien porque no hay más posibilidades o porque no queremos deshacernos de ellos. A veces son la garantía de uno o muchos caminos, pero hay quienes escogen solo uno, hay otros que los zapatos los escogen a ellos, como hay otros que no tienen más opción quesolo un par de zapatos.

La plaza es atravesada por persona y por quienes creen que los son. Bueno, también es habitada por palomas. Ellas son siempre palomas, aunque no lo sepan. Hasta las mismas personas, por culpa del vértigo del día a día, pierden la noción de quiénes son. En medio del mar picado del centro de Cali hay un islote donde se respira cierta calma. Este lugar es la Plaza deCaicedo, Cayzedo, para ser más exactos, pues ese era el apellido del conquistador que arribó a esta ciudad hace cientos de años.


Caminábamos por este laberinto de palmas zanconas, como se les conocen y a sus pies toda una multitud de comerciantes informales y el grupo habitual de desempleados con el periódico abierto queriendo cazar el empleo que les mejore la vida. En este lugar, tambiénpodemos encontrar a seres batallando contra la soledad, sentados en bancas de cemento que los abrazan, meditando sobre su vida y la de los transeúntes que pasan, como los años, frente a sus rostros. Si esos melancólicos incurables bajan la mirada, se encuentran con los zapatos, ese accesorio que casi como huellas digitales nos diferencian a unos de otros. Quienes tradicionalmente se han ocupado deestos, son otros habitantes de este lugar de la ciudad: los lustrabotas. Nuestros abuelos consideran que sus canas no son gratuitas, pues hacen visible la experiencia. Guiados por esa idea, nos acercamos a un hombre alto para el promedio de los colombianos, de tez trigueña, orejas grandes a lado y lado de una mirada amigable que a su vez corona una nariz alargada y una sonrisa casi permanente. Sellama Alberto González. Le preguntamos por su edad y evadió la respuesta. Alberto nació en Medellín, Antioquia, la capital de la arepa como él mismo la llama. Admira a esta tierra y sus comidas y todo lo que le recuerde al territorio paisa. Por razones económicas, hace cinco años viajó a Cali. Antes de este trabajo desempeñó múltiples oficios como: guarda de seguridad, conductor, vendedor ambulante,entre otros. Dice, no sin ocultar cierto machismo, que “como hombre toca desempeñarse en muchas áreas”. Al oficio de lustrabotas casi siempre se llega por los mismos caminos: la edad y la falta de oportunidades. Aunque Alberto se siente de veinte, las puertas de las diferentes empresas se cierran a raíz de sus años. Nunca estuvo entre sus planes desempeñar el oficio de lustrabotas, pero porcuestiones está donde está. Nos confía que no tiene nada, ni pensión, ni casa, ni familia; sus hijas se fueron con su madre, pues las mujeres nunca escogen al papá, sino siempre a las mamás, que son más alcahuetas; un nuevo comentario machista. “Si me llega a pasar algo, ahí están los buenos corazones”, dice Alberto cuando le preguntamos por su sistema de salud mientras muestra su carné que saca de unacartera improvisada que en otro tiempo fue, al parecer, el estuche de unas gafas. Al observar con detenimiento notamos que su verdadero nombre es Antonio Alirio. Este detalle, más la desconfianza de otros lustrabotas alrededor, nos permite notar la actitud prevenida de estas personas hacia lo desconocido, actitud que puede derivar de la violencia e inseguridad que tristemente predomina en elpaís.


Las tarifas de este servicio están entre los 3.000 y 5.000 pesos, aun así, algunos la consideran costosas. Alberto es de los que cobran 3.000, independiente del tipo de calzado. No por el precio Alberto reduce la calidad de su trabajo, su caja de embolar está bien equipada de betunes de varios colores, cepillos de muchos y tamaños y paños para dar brillo al calzado. Atiende a sus...