Cronica

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Ángela Mera
Quinto “B”
16 de Noviembre de 2015

¡No son niños trabajadores! Son niños esclavos de la sociedad.

Dos de Noviembre, las ultimas puertas de los locales comerciales del Playón de la Marín se abren, casi son las 8 de la mañana y Byron se sube al primer bus que está dispuesto a ayudarlo, lleva en la mente la ilusión devender todos los caramelos que ha acomodado estratégicamente en un alambre, una vez que encontró estabilidad empieza a vocear un discurso prácticamente aprendido de memoria, por la fuerza de la costumbre, pocas personas lo escuchan, otros miran por la ventana y otros simplemente bajan la cabeza.
Cuando empieza a pasar por los asientos la mayoría de las personas niegan con la cabeza o simplementesiguen con lo suyo, pero casi al final una persona pide “0.25 de caumales, por favor”, Byron recibe la moneda, se persigna y hace una última vuelta hasta donde está el chofer, deja una funda de caumales junto a la palanca y el oficial le da 0.25 centavos más, él los toma y se baja del bus apurado, pues atrás viene otro bus y cómo es feriado piensa que sus posibilidades de ventas aumentan; así queenseguida va hacia el bus, estira la mano pero cuándo está por subirse el chofer cierra la puerta, en el vidrio se puede leer un letrero escrito a mano “NO VENDEDORES AMBULANTES” a Byron esto no lo importa, son las 8 y cinco de la mañana y apenas la jornada ha empezado.
Lo mismo sucederá al menos quince veces más, él sube y baja de los buses la gente niega con la cabeza, unos “le hacen elgasto”, otro le ignoran y algunas “viejitas” le dicen: “dile a tu mamá que salga a trabajar”. Cuando dan las doce de la mañana él se baja del último bus, va a un pequeño restaurante en el mismo sector y cambia el alambre de caramelos por el cajón de bolear zapatos, se pone una gorra y va a la Plaza Grande, ahí saluda con otros niños y busca un espacio para trabajar.
Me acerco y el entusiasmado mepregunta “¿le limpiamos los zapatos señorita?”, me dice que tendrá que limpiarme los zapatos de pie, pues a su banco se le rompió una pata y su “ñaño” aún no lo compone, acepté y le empiezo a hacer preguntas, él me responde con soltura, al tiempo que sus pequeñas manos se van manchando de la tinta negra con la que lustra mis zapatos. Dice que ha estado parado ahí durante casi dos horas y que soy laprimera a la que le lustra los zapatos, “ojalá me des suerte” menciona, yo le sonrío y le pido que me deje acompañarlo el resto de su día, él accede luego de haberle insistido un poco y ofrecerle algo a cambio.
Mientras de la Plaza Grande nos vamos a Santo Domingo, él me cuenta que esto solamente hace los feriados, que los días normales solamente vende caramelos, porque a las doce debe ir a dejarle asu “ñaño” a la escuela y después debe asistir al colegio, ya que entra a la 1 y el inspector no le deja entrar tarde. Llegamos y nos sentamos en algún lugar de la plaza, va intercalando su historia con algunos “¿le lustro?” hasta que por fin, luego de casi media hora un señor de terno le dice que sí y me pide “váyase mas allacito, luego le mancho de tinta”. El trabajo lo hace rápido y a cambiorecibe 0.75 centavos, ya casi son las tres de la tarde y en la Plaza de Santo Domingo ya no hay gente, Byron me dice “abajito en la Marín mi tía tiene un restaurante, vamos a pegarnos aunque sea el segundo”.
Llegamos y él va directamente al fondo del local, deja sus cosas ahí y grita “Tía Michi, dese un segundito, pero rápido por favor que ya ha sido las tres”, cuando traen el plato la señora mepregunta, ¿qué se va a servir?, le respondo que nada, solamente estoy acompañando a Byron. El almuerzo transcurre rápido y casi sin decir palabra, pues solamente quería acabar para continuar vendiendo los caramelos que le faltan, cuando salimos me acerco a cancelar su plato de comida, pero la tía dice que eso es lo que él siempre se sirve y que su mamá siempre “le deja pagando antes de irse a...